lunes, 18 de diciembre de 2017

Sacrificio matutino

¡Buenos días!

Tampoco creo que me prive de tantas cosas como pudiera parecer al dedicar el tiempo que empleo en estos gratificantes matutinos, que nadie me obliga, ni a rendir cuentas por ello. El que si parece haberse sacrificado hace días, en aras de su vecino el invierno, por cuyo umbral de entrada de calendario pasaremos en breves tres días, el 21, es este otoño que ya casi ni se le ve, con heladas de alborada, sol tibio y calma chicha, con 10ºC previstos de máxima para hoy.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "El sacrificio de un ciervo sagrado" ("The killing of a sacred deer"), de Yorgos Lanthimos, y con Colin Farrell, Nicole Kidman, y Barry Keoghan. Sexto largo de este director y guionista griego, y cuarto que veo, tras "Langosta" ("The lobster", 2015), "Alps" ("Alpeis", 2011), y "Canino" ("Kynodontas", 2009).

Un prestigioso cardiocirujano, casado con una oftalmóloga, y con dos hijos, una adolescente y un hijo más pequeño, conforman una familia modélica, diríase que feliz. Él tiene una relación de amistad con un adolescente huérfano de padre, al que protege... pues se siente culpable al haber muerto su padre en su mesa de operaciones por una negligencia. Poco a poco, la presencia del chaval en la familia se irá haciendo más y más incómoda y opresiva y este terminará por obligar al médico a que tenga que hacer una difícil elección, todo un sacrificio, so pena de perder todo lo que más quiere.

Película que, como en casi todas las de este director, no me gustó, me incomodó para mal (nota: 4), cuajada de extrañas situaciones, surrealistas, que no entendí demasiado bien, a pesar de sus cuidadísimas maneras formales y espléndidos encuadres. Esta especie de thriller tiene elementos de cine de terror y del de drama familiar. Por el desarrollo de la historia me recordó a algunos films de Haneke, y por la frialdad formal, y algunas escenas, a otros del maestro Kubrick. Los films de Haneke también me incomodan, pero su toque particular hace que me gusten, pues les veo el sentido. Mirada esquinada a los absurdos familiares y que básicamente va de como el peso de la culpa nos condiciona y de como al intentar aliviarlo se nos presentan ciertas encrucijadas morales. Desde el mismo título, toda ella tiene reminiscencias de la tragedia griega de Eurípides sobre Ifigenia.

Bueno, pues ahí os dejo unas citas sobre el altar de la sabiduría ajena, cual incruenta ofrenda:

 - "Es una ley: sufrir para comprender".  (Esquilo).

 - "Ni aun permaneciendo sentado junto al fuego de su hogar puede el hombre escapar a la sentencia de su destino".  (Esquilo).

 - "Pero la felicidad es inconstante, y cuando la aflicción viene después de la dicha, la vida es intolerable al hombre".  (Eurípides).

 - "Un gran sacrificio resulta fácil; los que resultan difíciles son los continuos pequeños sacrificios".  (Goethe).

Besos y abrazos,

Don.
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