martes, 27 de octubre de 2015

Cristalina fauna matutina

¡Buenos días!

En esta lluviosa mañana de otoño, algo brumosa, entro en esta diáfana pecera de cristal que son mis matutinos, tenazmente resistente a las inclemencias de fuera, desde los que veo el mundo de otro modo, y la realidad no es la que es, o sí. Mis hadas y ninfas y yo mismo poblamos este nítido ecosistema en el que nos interrelacionamos a la perfección y nos fortalecemos mutuamente.

Este fin de semana estuve en el teatro viendo una de las obras maestras de Tennessee Williams, "El zoo de cristal" ("The glass menagerie", 1944). Esta versión está dirigida por Francisco Vidal, e interpretada por Silvia Marsó, Alejandro Arestegui, Pilar Gil, y Carlos García Cortázar.

Año 1930, durante la Gran Depresión. Una madre marimandona, sobreprotectora y anclada en su pasado de joven señorita sureña de clase alta, abandonada hace muchos años por su marido, vive con estrecheces económicas y anhelando salir de la pobreza junto a sus dos hijos, para los que quiere una vida mejor: el mayor, que es quien narra la historia y que trabaja de mala gana en una zapatería mientras se evade en el cine y sueña con irse de casa y ser escritor; y la pequeña, muy introvertida, y de frágil autoestima pues tiene un leve defecto físico, que colecciona y cuida con esmero de sus figuritas de cristal. La madre desea a toda costa que su hija encuentre pretendiente y se case. Un día el hijo invita a cenar a su casa a un compañero del trabajo.

Una espléndida obra de teatro (nota: 9) este amargo drama, pero me pareció mucho menos desgarrado que otras obras de Tennessee Williams, de quien hasta ahora tan sólo había visto adaptaciones cinematográficas de estas.

Os recomiendo que la veáis si alguna vez pasa a vuestro lado. Una historia sobre eso de que no siempre nuestros anhelos coinciden con la realidad, contra la que nos estrellamos muchas veces, con cierto riesgo de hacernos añicos a poco que nuestro ánimo esté algo desprotegido. También de como el amor, aunque sea figurado, imaginario, podría hacernos perder el miedo a vivir, a no refugiarnos en nuestra propia cápsula de vidrio, si damos con una buena persona que nos infunda el coraje necesario para hacerlo, aunque se nos rompa el unicornio de cristal con el que le identificábamos.

Ahora algo de sabiduría ajena que nos dé la necesaria fortaleza para enfrentarnos sin miedo a lo que nos depare el porvenir:

 - "Pocos sospechan al percibir la primera fisura en una pieza de porcelana que esa delgada línea basta para hacerla estallar".  (Nuria Barrios).

 - "La belleza del rostro es frágil, es una flor pasajera, pero la belleza del alma es firme y segura".  (Molière).

 - "La vida, como una cúpula de cristales multicolores, deforma la blancura esplendorosa de la eternidad".  (Percy B. Shelley).

 - "La vida es un zoo en una jungla".  (Peter de Vries).

 - "La naturaleza humana es frágil, y llena de miserables pasiones. Una sola de estas pasiones es grande y bella: el amor".  (George Sand).

Besos y abrazos,

Don.
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