¡Buenos días!
En esta lluviosa mañana de
otoño, algo brumosa, entro en esta diáfana pecera de cristal que son mis
matutinos, tenazmente resistente a las inclemencias de fuera, desde los que veo
el mundo de otro modo, y la realidad no es la que es, o sí. Mis hadas y ninfas
y yo mismo poblamos este nítido ecosistema en el que nos interrelacionamos a la
perfección y nos fortalecemos mutuamente.
Este fin de semana estuve en
el teatro viendo una de las obras maestras de Tennessee Williams, "El
zoo de cristal" ("The glass menagerie", 1944). Esta
versión está dirigida por Francisco Vidal, e interpretada por Silvia Marsó,
Alejandro Arestegui, Pilar Gil, y Carlos García Cortázar.
Año 1930, durante la Gran
Depresión. Una madre marimandona, sobreprotectora y anclada en su pasado de
joven señorita sureña de clase alta, abandonada hace muchos años por su marido,
vive con estrecheces económicas y anhelando salir de la pobreza junto a sus dos
hijos, para los que quiere una vida mejor: el mayor, que es quien narra la
historia y que trabaja de mala gana en una zapatería mientras se evade en el
cine y sueña con irse de casa y ser escritor; y la pequeña, muy introvertida, y
de frágil autoestima pues tiene un leve defecto físico, que colecciona y cuida
con esmero de sus figuritas de cristal. La madre desea a toda costa que su hija
encuentre pretendiente y se case. Un día el hijo invita a cenar a su casa a un
compañero del trabajo.
Una espléndida obra de
teatro (nota: 9) este amargo drama, pero me pareció mucho
menos desgarrado que otras obras de Tennessee Williams, de quien hasta ahora
tan sólo había visto adaptaciones cinematográficas de estas.
Os recomiendo que la veáis
si alguna vez pasa a vuestro lado. Una historia sobre eso de que no siempre
nuestros anhelos coinciden con la realidad, contra la que nos estrellamos
muchas veces, con cierto riesgo de hacernos añicos a poco que nuestro ánimo
esté algo desprotegido. También de como el amor, aunque sea figurado,
imaginario, podría hacernos perder el miedo a vivir, a no refugiarnos en
nuestra propia cápsula de vidrio, si damos con una buena persona que nos
infunda el coraje necesario para hacerlo, aunque se nos rompa el unicornio de
cristal con el que le identificábamos.
Ahora algo de sabiduría
ajena que nos dé la necesaria fortaleza para enfrentarnos sin miedo a lo que
nos depare el porvenir:
- "Pocos sospechan al percibir la primera
fisura en una pieza de porcelana que esa delgada línea basta para hacerla
estallar". (Nuria Barrios).
- "La belleza del rostro es frágil, es
una flor pasajera, pero la belleza del alma es firme y segura". (Molière).
- "La vida, como una cúpula de cristales
multicolores, deforma la blancura esplendorosa de la eternidad". (Percy B. Shelley).
- "La vida es un zoo en una
jungla". (Peter de Vries).
- "La naturaleza humana es frágil, y
llena de miserables pasiones. Una sola de estas pasiones es grande y bella: el
amor". (George Sand).
Besos y abrazos,
Don.
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