¡Buenos días!
Otra mañana más en la que
por aquí me acerco y hospedo, pasando un rato de solaz, donde me siento siempre
bienvenido, y colmado de atenciones por mis revoltosas anfitrionas, mis hadas y
ninfas. Así no hay manera de extrañar nada, pues estoy como en casa. Y de hecho
así es. Por lo demás, poco a poco se acerca el otoño de rigor, el de nulos
rigores y belleza por doquier, aunque todavía haga sol y suavísimas máximas que
rondan los 20ºC. Otoño en el que me siento acogido y reconfortado con su manta
de tendidas hojas, sean del color que sean. De momento, calidez ambiental.
Ayer por la tarde estuve en
el cine viendo una película que os recomiendo, "Lejos de los hombres"
("Loin des hommes"), de David Oelhoffen, basada en un relato corto de
Albert Camus, "El huésped" ("L'hôte"), y con Viggo
Mortensen y Reda Kateb, dos estupendos actores. Es el segundo largo, y primero
que veo, de este director y guionista francés.
Argelia, año 1954. En los
albores de la guerra de independencia, la de la descolonización de Francia, un
solitario maestro da clases a un grupo de niños nativos en una remota escuela
perdida entre las montañas del Atlas. Llega un gendarme que le entrega un prisionero
acusado de asesinato y le ordena que lo entregue en la comandancia más próxima,
pues debe unirse a una partida de colonos para luchar contra los recién
sublevados. Se niega, el gendarme se lo deja y se va; pero acosados por ambos
bandos, deberán huir a través de las montañas para salvar sus vidas.
Una espléndida película (nota:
8), que me encantó por el tono y el contenido de su narración,
reflexiva y parsimoniosa. Peculiar western desarrollado en las áridas tierras
del Atlas argelino, con el trasfondo de la incipiente guerra civil entre
colonos y colonizados. Historia de dos desconocidos, forzados por las
circunstancias a conocerse mientras huyen y luchan por salvar sus vidas. El
uno, hijo de colonos españoles y nativo del lugar, mal visto tanto por los
nativos por colono como por los franceses por medio moro, quiere salvar al
otro, incluso siendo un asesino, del fanatismo de los suyos y de los otros.
Porque, ¿qué sentido tiene juzgar a un asesino en medio de una guerra? Relato
sobre desarraigo y pertenencia, de la casi imposibilidad de permanecer neutral
en los conflictos bélicos, del sentido de recta justicia, y de la fraternidad
entre distintos. Por ponerle un pero, la escena que se desarrolla en el pueblo
natal del maestro, que me sobra.
Ahora algo de sabiduría
ajena, que espero no se aleje mucho de nosotros en los momentos que más la podamos
necesitar:
- "Si una persona se muestra
condescendiente y cortés con un extranjero, demuestra que es un ciudadano del
mundo". (Francis Bacon).
- "Honra igualmente al extranjero que al
ciudadano, porque todos somos viajeros esparcidos por la Tierra". (Focílides).
- "Cuando uno emplea demasiado tiempo en
viajar llega a ser finalmente extranjero en su propio país". (René Descartes).
- "Cuando la lucha entre facciones es
intensa, el político se interesa, no por todo el pueblo, sino por el sector a
que él pertenece. Los demás son, a su juicio, extranjeros, enemigos, incluso
piratas". (Thomas Macaulay).
- "Uno no puede ponerse del lado de
quienes hacen la historia, sino al servicio de quienes la padecen". (Albert Camus).
- "No camines delante de mí, puede que no
te siga. No camines detrás de mí, puede que no te guíe. Camina junto a mí y sé
mi amigo". (Albert Camus).
Besos y abrazos,
Don.
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