jueves, 15 de octubre de 2015

Desahogo matutino

¡Buenos días!

Aquí me libero de todo lastre que pudiera habérseme adherido con las rutinas cotidianas de mi devenir, y me siento aliviado, dando rienda suelta a todo lo que se me va pasando por la cabeza consecuencia de las historias que me cuentan desde una pantalla iluminada. Y con este soleado día de otoño, ya muy fresco por las mañanas, con mínimas por debajo de los 5ºC, pero con tibio calorcito al mediodía, con máxima prevista de 19ºC, no parece que vayamos a ahogarnos de nuevo con las lluvias, pero será en unos días, que el otoño es así por estos lares.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "La playa de los ahogados", de Gerardo Herrero, basado en una novela homónima de Domingo Villar, y con Carmelo Gómez, Antonio Garrido, y Luis Zahera. De este director he visto la mayoría de sus films, a saber, "Silencio en la nieve" (2011), "Que parezca un accidente" (2008), "Una mujer invisible" (2007), "Los aires difíciles" (2006), "Heroína" (2005), "El principio de Arquímedes" (2004), "El misterio Galíndez" (2003), "El lugar donde estuvo el paraíso" (2002), "Las razones de mis amigos" (2000), y "Territorio Comanche" (1997).

Aparece el cadáver de un marinero en una playa, arrastrado hasta allí por la marea. Podría ser la consecuencia de otro naufragio más de un pesquero en esas peligrosas aguas si no fuera porque tiene las manos atadas. Un meticuloso y solitario policía que sólo vive para el trabajo, y su impetuoso compañero, tratan de resolver el crimen en un entorno en el que las gentes del lugar son reacias a decir nada en claro.

Una película que se deja ver (nota: 5) este thriller de serie negra con trasfondo costumbrista de la peculiar idiosincrasia gallega. Bien pero sin nada especial, cuya intriga transcurre con la misma calma que el inspector jefe lleva el caso, sin salirse del carril de las convenciones.

Ahora algo de sabiduría ajena, que seguro ayuda a desahogarnos:

 - "El que se ahoga no repara en lo que se agarra".  (José de San Martín).

 - "También el dolor desea desahogarse; el hombre abrumado por el dolor no siente vergüenza de sus lágrimas".  (Friedrich M. von Bodenstedt).

 - "«¿Qué demonios estás haciendo?», le pregunté a un mono cuando le vi sacar un pez del agua y colocarlo en la rama de un árbol. «Estoy salvándole de perecer ahogado», me respondió".  (Anthony de Mello).

Besos y abrazos,

Don.
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