¡Buenos días!
Otra mañana más en la que me
subo a este vehículo matutino que me conduce doquiera que vuele mi imaginación,
sin cortapisa alguna, y sin necesidad de levantar bandera que me imponga
derecho de peaje alguno. El otoño parece que ya está aquí, con algo de retraso
respecto al calendario, pero aquí al fin y al cabo, en esta muy gris mañana de
lluvias y algo más frescas temperaturas, con máxima prevista de 18ºC por los
madriles.
Antes de ayer por la tarde
estuve en el cine viendo "Taxi Teherán"
("Taxi"), de Jafar Panahi, y con él mismo y... no sé, que no había
créditos al final del film y de milagro sé quién era el director, de quien he
visto ahora su primer film, que ganó el Oso de Oro en Berlín. Es el tercero que
rueda en la clandestinidad desde que le condenaron las autoridades iraníes a la
cárcel (ya salió de ella), a no salir del país, ni a hacer nada en relación con
el cine (rodar, escribir guiones, etc.), por ser crítico con el régimen en sus
anteriores películas, amén de prohibirlas todas.
Un taxista va recogiendo
diferentes clientes por las calles de Teherán, cuyas conversaciones registra
con la cámara que lleva sobre su salpicadero, mientras muchos de ellos le dicen
lo mal taxista que es. Uno muy cinéfilo, además, le reconoce. Es el famoso
director de cine Jafar Panahi, y le pregunta si mientras trabaja como taxista
está rodando un film en secreto.
Una muy buena película (nota:
7) este falso documental, rodado con mínimos medios, excelentemente
tramado, a ratos comedia, a ratos tragedia, muy entretenido, rodado con actores
no profesionales anónimos (para preservar su seguridad) donde se da todo un
repaso (en ambos sentidos) de la cotidianidad de la gente de allí (sentido 1) y
a las represoras autoridades político-religiosas iraníes (sentido 2), con un
inteligentísimo humor de sutilísima ironía que no deja títere con cabeza; a la
vez que también serpentea por los difusos límites que hay entre ficción y
realidad y, cinematográficamente hablando, aquella y el documental; jugueteando
además con las aberrantes normas del buen cine (y también en general) que se
obligan a seguir en ese país, y que su sobrina le dicta en la propia película,
utilizándolas, convenientemente retorcidas, para dar todo un collejón de
raciocinio a sus fanáticos inquisidores, del que no sé si serán conscientes.
Genial el robo, a modo de coartada, de la cámara al final.
Ahora algo de sabiduría
ajena, a la que espero rendir tributo siempre:
- "Las cadenas se rompen con ideas y no a
bayonetazos". (Concepción Arenal).
- "Los tiranos no han descubierto todavía
cadenas capaces de encadenar la mente".
(Charles C. Colton).
- "El que lucha contra nosotros nos
refuerza los nervios y perfecciona nuestra habilidad". (Edmund Burke).
Besos y abrazos,
Don.
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