¡Buenos días!
Ya casi ni me acuerdo,
exactamente al menos, de cuando acudí a ellos por primera vez, pues confundo
mis recuerdos con mis ensoñaciones, pero no importa, que lo esencial son las
razones por las que acudo, la mar de emotivas casi todas. El caso es que en
esta mañana de suave otoño de máxima prevista en torno a 20ºC, en la que parece
dejó de llover y se van abriendo bastantes claros, vuelvo a otro de ellos, no
del pasado, que ya pasó, sino a éste, el más reciente de todos hasta ahora
mismo, sin dejarme embaucar por nada que no sean mis propias fantasías, bueno,
si acaso por las de mis hadas y ninfas, en las que creo, y a las que adoro con
veneración.
Ayer por la tarde estuve en
el cine viendo "Regresión"
("Regression"), de Alejandro Amenábar, y con Ethan Hawke, Emma
Watson, y David Thewlis. Es el sexto largo de este director, de quien había
visto hasta ahora todos sus anteriores: "Tesis" (1996), "Abre
los ojos" (1997), "Los otros" ("The others", 2001), "Mar adentro" (2004), y "Ágora" ("Agora", 2009). Además también vi el
remake norteamericano de su segundo, "Vanilla sky" (2002) de Cameron Crowe.
En los años 90, en una
pequeña ciudad de la profunda Norteamérica, tras una ola de histeria colectiva
sobre ritos satánicos, una adolescente acusa a su padre de abusar sexualmente
de ella. El padre admite su culpa pero dice no recordar nada de lo sucedido. El
policía encargado del caso pide la colaboración de un psicólogo especialista en
hipnosis para que le haga revivir sus recuerdos escondidos y reprimidos. Lo que
van descubriendo parece la punta del iceberg de oscuros tejemanejes de una
secta satánica que opera en la localidad.
Una espléndida película (nota:
8), basada en hechos reales, con mucho suspense y toques de terror
de fenómenos paranormales, este thriller policiaco y psicológico sobre las
circunvoluciones que enrevesan el pensamiento humano, a través de las pesquisas
de este muy competente y escéptico policía, racional hasta el tuétano, pero que
tiene que luchar además contra las inconsistencias de su psique (como todos
nosotros). De gran factura visual y brillantísima trama (y desenlace), que me
tuvo engañado en sus tres primeras cuartas partes (no me acababa de convencer),
pero que me sorprendió y enganchó al final con sus giros. No lo vi venir. Muy
de agradecer para mí, junto con la inteligencia y el poco terror.
Lo que creo destila esta
historia es lo del título de ese famoso grabado de Francisco de Goya: "El
sueño de la razón produce monstruos". De tapadillo, o no tanto, pone en
solfa la fe ciega, aislada de toda razón, que lleva al fanatismo religioso y a
la locura; bueno, más que fe, que es incompatible con la razón, lo que debería
conjugarse es la razonable esperanza en lo que sea. También reflexiona sobre lo
poco fiable de nuestros recuerdos -como también hacía la genial "Memento" ("Memento", 2000) de Christopher Nolan-, que no son otra
cosa que nuestra fabulación de lo que pasó, no lo que realmente pasó, que sólo
puede llegar a saberse, y no siempre, por el contraste de los recuerdos de
muchos sobre los mismos hechos... salvo que estén inmersos en histeria
colectiva, lo que condiciona fortísima e inconscientemente nuestros
pensamientos.
Ahora algo de sabiduría
ajena, a la que siempre regreso al final de cada matutino, con la idea de que
me ayude a seguir adelante y sin mirar demasiado atrás:
- "La fantasía, aislada de la razón, solo
produce monstruos imposibles. Unida a ella, en cambio, es la madre del arte y
fuente de sus deseos". (Francisco
de Goya).
- "Muchos son buenos si se da crédito a
los testigos; pocos, si se toma declaración a su conciencia". (Francisco de Quevedo).
- "La maldad no necesita razones, le
basta con un pretexto". (Goethe).
- "En las arengas destinadas a persuadir
una colectividad se pueden invocar razones, pero antes hay que hacer vibrar
sentimientos". (Gustave Le Bon).
- "De razones vive el hombre, de sueños
sobrevive". (Miguel de Unamuno).
Besos y abrazos,
Don.
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