¡Buenos días!
Mi leal compromiso con mis
matutinos se da por sentado, y casi que ni hace falta juramento alguno, y ellos
lo saben y no me piden tales alharacas. Es más, casi creo que ellos más velan
por mi buena salud que yo por la suya, y lo hacen de buen grado, siempre,
porque es lo suyo, y no necesitan de nada más. Las fiebres de estos días de
primavera, con altas temperaturas impropias de esta estación, que casi la
hacían delirar y creerse verano, parecen remitir, disminuyendo cuatro grados
con respecto a ayer (máxima prevista para hoy de 32ºC en los madriles). Y todo
sin tomar ni un medicamento. Mañana, sin llegar a la tiritera, brusco bajón previsto
de otros ocho grados más.
Ayer por la tarde estuve en
el cine viendo "Hipócrates"
("Hippocrate"), de Thomas Lilti, y con Vincent Lacoste, Reda Kateb,
Jacques Gamblin, y Marianne Denicourt. Es el primer largo que veo de este
director francés, que también es médico en ejercicio, y conoce bien de lo que
habla en este film.
Un joven que sueña con
llegar a ser un gran doctor, comienza su primera experiencia laboral como
médico interno residente (MIR) en el hospital en que trabaja su padre, también
médico. Pronto descubrirá que la realidad de la praxis médica no se parece en
nada a lo que se imaginaba (por ejemplo famosas series televisivas de gran
éxito). Todo es mucho más duro y difícil, y la responsabilidad profesional es
tremendamente agobiante, que tiene la vida de los pacientes en sus manos (en
sus decisiones). Tiene como compañero de trabajo a un médico extranjero con
muchísima más experiencia que él, pero que debe hacer de nuevo el MIR en
Francia para que le convaliden el título y poder ejercer allí. Deberá afrontar
sus limitaciones y temores, y tratar cara a cara con pacientes y los familiares
de estos, con el resto de compañeros y con la jerarquía médica, enfrentarse a
la muerte y a sus errores.
Una muy buena película (nota:
7) con la que pasé un rato muy agradable, y bastante me dio que
pensar, este drama social con muchas gotas de analgésica y reparadora comedia
que mitiga la gravedad de las cosas tratadas, las más de las veces socarrona.
Se nos muestra el día a día en un hospital público afectado por la crisis y los
recortes presupuestarios, de modo mucho más real y cáustico que el de las
afamadas teleseries que todos conocemos, pues el director sabe muy bien de lo
que habla.
Internos, médicos y
enfermeros desmotivados (aunque ilusionados y muy responsables en su trabajo de
sanar), cada vez peor pagados y con mayor carga de trabajo, cuando no mayor
precariedad de sus puestos de trabajo, que utiliza médicos extranjeros de gran
experiencia en sus países como mano de obra barata y a los que asignan los
peores turnos. Denuncia crítica del actual sistema sanitario (en Francia, y
también en España), en el que los enfermos son cada vez peor tratados,
"como ganado", y en el que a veces se dejan de lado algunos preceptos
hipocráticos, con el gremio médico siempre en debate interior, y exterior,
sobre la ética de su praxis médica. También se aboga por el derecho a la muerte
digna. Y yo me pregunto... ¿la sanidad pública (como así mismo la educación), y
que se supone universal, tiene que ser rentable?... ???... cosas veredes, amigo
Sancho...
Pues en aras de nuestra
buena salud mental ahí os dejo unas pildoritas de sabiduría ajena, sólo tres,
que abusar de los medicamentos es malo, todas del considerado padre de la
medicina moderna:
- "Que tu alimento sea tu medicina y que
toda tu medicina sea tu alimento".
(Hipócrates).
- "El arte es largo, la vida breve, la
ocasión fugitiva, la experiencia falaz, el juicio dificultoso. No basta que el
médico haga por su parte cuanto debe hacer, si por otro lado no concurren al
mismo objeto, los asistentes y demás circunstancias exteriores". (Hipócrates).
- "Si no puedes hacer el bien, por lo
menos no hagas daño". (Hipócrates).
Besos y abrazos,
Don.
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