miércoles, 13 de mayo de 2015

Al hechizado son de estos marineros matutinos

¡Buenos días!

Como cada mañana me embeleso al entrar en este musical mundo matutino para cumplir puntualmente con mi tarea de reportar su cuaderno de bitácora, bamboleándome al son de los melodiosos susurros de mis hadas y ninfas, saliendo de mi encantamiento en cuanto los dejo marchar al albur del oleaje informático de bits por el que se difunden por doquier. Y no precisamente petrificado, más bien licuado, me estoy sintiendo estos días de tórrido calor veraniego fuera de lugar, que navega por erróneos derroteros, que ni hemos pasado el ecuador de mayo, con máxima prevista para hoy de 36ºC y alerta amarilla meteorológica por altas temperaturas, cual si de un maléfico sortilegio estuviera poseído.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo una de animación, animación clásica, nada de digitalizaciones. Se trató de "La canción del mar" ("Song of the sea"), de Tomm Moore. Es el segundo largo de este director irlandés, tras "El secreto del libro de Kells" ("The secret of Kells", 2009), que codirigió con Nora Twomey.

Inspirada en mitos y leyendas del folclore irlandés, nos cuenta la historia de dos hermanos viven con su padre, casi siempre melancólico, en un faro en lo alto de un inmenso acantilado de un islote cerca de la costa. La madre falleció al nacer la hermana pequeña. El niño siempre está haciendo de rabiar a su hermanita. La abuela de estos, viendo los peligros de que los niños vivan allí, convence al padre de que se vayan con ella a vivir en la ciudad, lugar más seguro. Pero los niños no quieren estar allí y se fugan para regresar con su padre. Por el camino, el chaval descubrirá que su hermanita es una Selkie, un hada marina que cuando está en el mar es una foca y en tierra una persona, y que la canción que suelen ambos cantar y que les enseñó su madre (también un hada), cantada por la niña Selkie, puede deshacer el encantamiento que la bruja de los búhos ha hecho a otros seres mágicos del lugar.

Una buena película en general (nota: 6), cuya historia no me atrapó, no conecté con ella; sin embargo, sus primorosas imágenes me encandilaron, sencillos los dibujos de los personajes, y bellísimos, poéticos y evocadores los fondos, cuadros en movimiento. Visualmente deliciosa y preciosa. Totalmente diferente a cualquier otro film de animación de consumo masivo, básicamente estadounidense. Una meritoria alternativa, si las historias que cuenta este director me engancharan. En bastantes momentos me recordó a varias películas del maestro Hayao Miyazaki, muy especialmente a esa joyita que es para mí "Ponyo en el acantilado" ("Gake no ue no Ponyo", 2008), creo que la que más me ha gustado de este genio japonés.

Ahora algo de sabiduría ajena, que no os canto, pero si os cuento, con la intención de que os encante:

 - "No abandones tu embarcación en el mar de la suerte; sigue remando, pero rema con desenvoltura, y reflexiona una vez más".  (August von Platen).

 - "Ten cuidado con tus sueños; son la sirena de las almas. Ellas cantan, nos llaman, las seguimos y jamás retornamos".  (Gustave Flaubert).

 - "Los que atraviesan los mares cambian de cielo pero no de condición".  (Horacio).

 - "Divina calma del mar,
donde la luna dilata
largo reguero de plata
que induce a peregrinar"  (Leopoldo Lugones).

Besos y abrazos,

Don.
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