viernes, 8 de mayo de 2015

Irreductibles matutinos divinamente residenciales

¡Buenos días!

Ya veremos si puedo reducir el tamaño estándar de estos matutinos en el día de hoy, aunque no sé si se dejarán domeñar por mis imperiales imposiciones, más bien doy por sentado que no. Matutinos que sin embargo me acogen siempre, y donde me encuentro como Dios mientras habito en ellos y sus divas, mis hadas y ninfas, me cuidan con esmero. Estamos en el florido mayo, el hogar por antonomasia de la primavera, donde ésta se encuentra como en casa. La máxima prevista para hoy, que ha vuelto a bajar, será de unos deliciosos 23ºC, el paraíso térmico.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo una de animación por ordenador, "Astérix: La residencia de los dioses" ("Astérix: Le domaine des dieux"), de Louis Clichy y Alexandre Astier. Es una adaptación del cómic homónimo de Goscinny y Uderzo publicado en 1971, y que es el único libro que yo he leído de Astérix, allá por 1974 y en versión original francesa, cosas de mi profesor escolar de francés en 8º de EGB, idioma que je presque l'oubliai; no así el film, que lo he visto doblado porque no lo han estrenado por estos lares en V.O.S. (Versión Original Subtitulada), como suelo ver casi todos los films.

Año 50 a.C. Los romanos dominan toda la Galia, ¿toda?, ¡no!, una irreductible aldea resiste el continuo cerco de las legiones romanas, así que como no puede dominarlos por la fuerza, Julio César cambia de estrategia y propone crear una urbanización de lujo en las cercanías de la aldea, arrasando el bosque circundante, "La residencia de los dioses", para que los galos aprecien las maravillas de la civilización romana y se sometan.

Una buena película (nota: 6), muy divertida y entretenida, para niños y adultos, con la que pasé un rato bastante agradable. Creo que sí guarda mucha de la esencia original de ese cómic que leí en mi adolescencia. Historia en la que runrunea por debajo cierta mordacidad, como en las de Mortadelo. Rezuma crítica social sobre especulación inmobiliaria, corrupción política, publicidad engañosa, reivindicaciones laborales de los peones trabajadores (esclavos y legionarios, en este caso)... cosas tan típicas de esta nuestra sociedad moderna, parece que tanto como los menhires de Obélix.

Esta adaptación de un libro de Astérix me ha parecido muchísimo mejor que otra que vi hace más de 15 años con actores de carne y hueso, muy flojita y sosita, más bien malucha, diría yo, "Astérix y Obélix contra César" ("Astérix et Obélix contre César", 1999) de Claude Zidi. Me ha sucedido lo mismo que con las de Mortadelo y Filemón, que la que vi hace unos seis meses, de animación digital, la sobresaliente "Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo" de Javier Fesser, era infinitamente mejor que las dos anteriores con actores de carne y hueso, bastante malas. Está visto que las adaptaciones de tebeos tienen que ser de animación por ordenador y no con actores. Tenéis que saber que en mi infancia y adolescencia no era muy amigo de Astérix, quizá por haberlo tenido que leer a la fuerza y en francés, y estaba embebido con las historietas de Mortadelo, que devoraba hoja tras hoja.

Ahora algo de divina sabiduría ajena que espero se aloje en nuestras entendederas:

 - "La arquitectura debe hablar de su tiempo y su lugar, y además, anhelar la eternidad".  (Frank Gehry).

 - "Los hombres geniales empiezan las grandes obras, los hombres trabajadores las terminan".  (Leonardo da Vinci).

 - "Cumplid vuestro deber y dejad obrar a los dioses".  (Pierre Corneille).

 - "Prefiero ser el primero en una aldea que el segundo en Roma".  (Julio César).

 - "Nada es tan difícil que no pueda conseguir la fortaleza".  (Julio César).

Besos y abrazos,

Don.
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