¡Buenos días!
Estos matutinos, dechado de
virtudes, e incluso defectos, que tanto bien me procuran, lo hacen sin darse
importancia, como tiene que ser, con cotidiana abnegación que no espera
canónico premio alguno, porque sí, porque les apetece hacerlo. Por lo demás, este
bondadoso otoño hoy se nos ha puesto tristón, gris y lluvioso. No sé muy bien
que hacer para que le retorne la sonrisa. Santa paciencia, disfrutemos de la
melancolía otoñal, que ya volverá a lucir el sol.
Ayer por la tarde estuve en
el cine viendo "St. Vincent", de Theodore Melfi,
y con Bill Murray, Melissa McCarthy, Naomi Watts, Jaeden Lieberher, Chris
O'Dowd, y Terrence Howard. Es el debut en el largo de este director.
Vincent es un viejo
cascarrabias jubilado, mezquino, alcohólico y ludópata. Se instalan como nuevos
vecinos suyos una madre recién separada con su hijo de once años. Dado que ella
tiene que trabajar mucho para poder mantenerse ambos, no le queda otra que
dejar a su hijo al cargo de tan lamentable e insoportable vecino. Enseguida ambos
conectarán, y el debilucho aunque muy despierto niño empezará a ver más allá
que el resto de la gente, que su muy peculiar canguro tiene su corazoncito.
Una muy buena película esta
tragicomedia, con su puntito de originalidad a pesar de sus lugares comunes,
que a veces bordea e incluso se introduce en el sentimentalismo, sobre todo
hacia el final, pero que se hace llevadera por la descreída socarronería de
este malencarado viejo sin ilusión por vivir y que encierra dentro de sí a una
bella persona. Historia sobre el proceso de aprendizaje y maduración del
chavalín... y del gruñón anciano, y de cómo con su contacto provocan ambos un
cambio en las vidas del otro; y cuento sobre esa gente que merecería ser
santificada por hacernos la vida mejor con sus cotidianos cuidados (madres,
padres, hijos, familiares, amigos y vecinos).
Ahora algo de sabiduría
ajena que espero nos haga mejores de lo que ya pudiéramos ser:
- "De devociones absurdas y santos
amargados, líbranos, Señor". (Santa
Teresa de Jesús).
- "Haced el bien a cuantos más podáis, y
os sucederá frecuentemente el hallaros con caras que os infundan
alegría". (Alessandro Manzoni).
- "No busques premio, porque tú tienes
una gran recompensa en esta tierra: tu alegría espiritual, que sólo el justo
puede gozar". (F. Dostoievski).
- "Al bien hacer jamás le falta
premio". (Miguel de Cervantes).
- "La raíz escondida no pide premio
alguno por llenar de frutos las ramas".
(Rabindranath Tagore).
- "No eres más santo porque te alaben, ni
más vil porque te desprecien. Lo que eres, eso eres; y no puedes ser más grande
de lo que Dios sabe que eres".
(Tomás de Kempis).
Besos y abrazos,
Don.
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