martes, 9 de diciembre de 2014

Matutinos de compañía que no se casan con nadie

¡Buenos días!

Cada mañana me dan, y les doy, conversación a estos matutinos, pasando todos un buen rato, incluso haciendo fiesta si se tercia, pero desde luego mantienen, mantenemos, nuestras opiniones a pesar de las sugerentes pareceres que nos propongamos, aunque al final siempre acabamos bien avenidos. Tenemos hoy otro fresco y soleado día de otoño, que nos acompaña y da solaz, haciendo que todo sea más fácil en nuestra unión con lo que nos rodea.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Mil noches, una boda" ("Party girl"), de Marie Amachoukeli-Barsacq, Claire Burger, y Samuel Theis, y con Angélique Litzenburger y Joseph Bour. Es el debut en el largo de este ménage à trois de directores franceses.

Una casi sesentona que siempre ha gustado de la noche, la fiesta y salir con hombres, se gana la vida en un night-club, sito en la frontera franco-alemana, como chica de compañía, haciendo que beban los clientes que allí acuden en busca de compañía femenina. El negocio va de capa caída. Un día, un antiguo cliente le pide la mano, y ella ve en este matrimonio una oportunidad para cambiar de vida. De cara a la ceremonia, reúne a sus cuatro hijos, de diversos padres, y a los que no crio y apenas vio, y va preparándose para la boda. Pero cual si fuera una primeriza (de hecho lo es, pues jamás se casó antes), le van asaltando las dudas conforme se acerca el día, y que plantea a hijos y amigas.

Una sobria y seca película, a ratos sórdida, a ratos poética, que me gustó intermitentemente, y las más de las veces no me dijo gran cosa. Muestra, en parte ficcionados, retazos de la vida de esta poco convencional mujer que sólo conoce la festiva noche y se plantea sentar la cabeza. En realidad, ella es la madre de la parte masculina de la trinidad de directores del film. Además, el resto de actores no profesionales se interpretan también a sí mismos, incluido el codirector. Realismo social con las maneras de un docudrama, documental dramatizado, que en cierto modo, y por el lado no cómico, me recordó al divertido y maternal díptico de Paco León: "Carmina o revienta" (2012), y "Carmina y amén" (2014).

Ahora algo de sabiduría ajena, que seguro nos hace compañía sin tener que casarnos necesariamente con ella:

 - "Allí donde se había soñado en compañía, resucitan dos soledades".  (Eugenio D'Ors).

 - "La compañía de la alpargata, que en el camino se desata".  (Refrán).

 - "La víspera de la fiesta vale más que ésta".  (Refrán).

 - "El noviazgo agrada más que el matrimonio, por la misma razón que las novelas son más divertidas que la historia".  (Chamfort).

 - "Un buen matrimonio sería aquel en que se olvidase, durante el día, ser amantes, y por la noche, ser esposos".  (Jean Rostand).

Besos y abrazos,

Don.
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