¡Buenos días!
Sí, en estos ideales y
paradisíacos matutinos es donde mis fantasías e ilusiones se desbocan, especie
de Arcadia en la que me solazo cada mañana, y casi me pierdo, pero encuentro la
salida a la realidad gracias a mis bien amadas hadas y ninfas, faros que me
guían en ambos mundos, en todos los posibles que podamos imaginar. Y solazo,
precisamente solazo, no hay esta mañana, oculto tras las nubes, pero cada vez
se van abriendo más y terminará por lucir a raudales, haciéndonos concebir
esperanzas, nada ilusorias, de que todo prosperará.
Ayer por la tarde estuve en
el cine viendo "Jauja", de Lisandro Alonso, y
con Viggo Mortensen y Viilbjork Malling. Es el quinto largo de este director
argentino, y primero suyo que veo, que ganó un premio en Cannes. Jauja es una
ciudad peruana que existe realmente y que quedó como símbolo de tierra
mitológica de abundancia, felicidad y ausencia de enfermedades, dada la
fertilidad de sus tierras y los ríos de plata que corrían por sus montes (en
realidad vetas superficiales de ese metal). Poco a poco la leyenda fue
creciendo desmesuradamente... y todos los que se fueron a buscar ese paraíso
terrenal jamás volvieron.
A finales del siglo XIX, en
la Patagonia, durante una campaña genocida del ejército argentino contra la
población aborigen de la región, un capitán danés llega, junto a su hermosísima
hija de 15 años, para trabajar como ingeniero en un remoto destacamento militar
en medio de la nada. Ella se enamora de uno de los soldados y una noche huyen
juntos. Al despertar, el padre iniciará en solitario la desesperada búsqueda de
su hija.
Una película de muy buenas
hechuras formales, preciosa fotografía, y tan crípticamente simbólica que
apenas pude sacar nada de ella, que nada me dijo, y eso que intenté ver la
desesperada búsqueda sin éxito de quimeras amorosas (de pasiones juveniles, de
padres hacia sus hijos que piden a taciturnos gritos la emancipación, etc.). Ni
siquiera el éxtasis contemplativo de sus imágenes me sacó de la atonía de su
trama sin sentido, del incomprensible y metafísico viaje de su protagonista,
casi alucinatorio. Otra vez, formato sin fondo, lo que hizo que se me
deshilachara hasta desvanecerse por entre mis neuronas y corazón, que ni me
emocionó ni interesó intelectualmente. Vacua pérdida de tiempo, salvo por la
fotografía de monumental belleza.
Ahora algo de sabiduría
ajena, que seguro nos ayuda a ser algo más felices y a conseguir nuestros
logros, sin vanas ilusiones:
- "La tierra de Jauja, donde se come, se
bebe y no se trabaja". (Refrán).
- "Nuestra experiencia se compone más de
ilusiones perdidas que de sabiduría adquirida". (Joseph Roux).
- "Nuestras ilusiones no tienen límites;
probamos mil veces la amargura del cáliz y, sin embargo, volvemos a arrimar
nuestros labios a su borde". (René
de Chateaubriand).
- "Prefiero pasar por necio o estúpido,
con tal de que mis faltas me den placeres o ilusiones, que ser sabio a
rabiar". (Horacio).
- "La dicha está sólo en la esperanza, en
la ilusión sin fin". (Guy de
Maupassant).
- "Un instante de lucidez, sólo uno; y
las redes de lo real vulgar se habrán roto para que podamos ver lo que somos:
ilusiones de nuestro propio pensamiento".
(Emil Cioran).
Besos y abrazos,
Don.
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