miércoles, 5 de mayo de 2021

¡Qué diablillo, me vuelve a embrujar otro matutino!

¡Buenos días!

Me admira el modo en que cada vez que vengo por aquí me dejo embelesar por estos traviesos matutinos y su mágico mundo, en el que me dejo enredar, y del que salgo a mi entera voluntad sin excesivos problemas, sin tener que dar tijeretazos para liberarme, pues ellos me dan entera libertad con sus sutiles abrazos. Y la celestial primavera sigue embaucándonos con su exuberante lozanía, en estos días henchida de flores, cada vez más, por doquier, sea en los prados, sea caminando por las aceras. Sol a raudales y máxima prevista para hoy por los madriles de 23ºC... y subiendo, y mucho, para próximos días, casi que coqueteando con la treintena.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo una de animación por ordenador, la primera hecha enteramente con esa técnica por el Studio Ghibli. Se trató de "Earwig y la bruja" ("Aya to majo", 2020), de Goro Miyazaki, supervisada y coescrita por su padre, el mítico Hayao Miyazaki, y basada en la novela homónima de Diana Wynne Jones. Es el tercer largo de este director, tras "La colina de las amapolas" ("Kokuriko-zaka kara", 2011) y "Cuentos de Terramar" ("Gedo Senki", 2006).

Earwig es una cría que vive en un orfanato desde que su madre bruja, perseguida por otras, la tuvo que dejar allí para protegerla cuando era un bebé. Disfruta de su vida allí, pues siempre consigue que todos hagan lo que ella quiere, y no quiere ser adoptada. Pero un día, cuando tiene 10 años, un siniestro matrimonio (ella una bruja, él un demonio, ambos muy malhumorados) decide adoptarla, aunque en realidad la quieren para que eche una mano en las tareas del hogar, cual esclavizada sirvienta, y en el laboratorio de hechizos. La niña, sin miedo y muy echada para adelante, decide aprender de los hechizos de la bruja adoptante, a escondidas, pues se niega a enseñárselos.

Película regularcita (nota: 4), de guion muy flojo, la peor de su director, aunque las otras dos no hayan sido tampoco para tirar cohetes, muy lejos de la excelencia de las de su padre Hayao. Además, la técnica de animación, sin ser mala, no es resultona. No parece tener, o las tiene extremadamente diluidas, apenas ninguna de las señas de identidad que caracterizan la gran mayoría de las anteriores películas de este magno Studio Ghibli. Le falta la poesía y delicadeza típicas de antaño, aunque perviva el componente mágico, y la decidida joven protagonista que se labra su propio devenir, a la par que va madurando. También, muy de refilón, nos habla de adopciones y sus problemas y de familias unidas por otra cosa distinta a los lazos de sangre.

Ahora llega la sabiduría ajena, que me encanta, con estas tres citas, cual tres deseos bien cumplidos al haberlas conseguido encontrar:

 - "No es bueno que todo suceda como deseamos. Cuando todo nos sonríe en el mundo, nos apegamos a éste muy fácilmente y el encanto es muy fuerte. Por eso, y porque Dios nos ama, no permite que durmamos mucho y muy cómodamente en este lugar de destierro".  (Jacques Bénigne Bossuet).

 - "Si quitáis de los corazones el amor o lo bello, les quitaréis todo el encanto de vivir".  (Jean Jacques Rousseau).

 - "La belleza encanta la vista, pero el mérito gana el alma".  (Alexander Pope).

Besos y abrazos,

Don.

P.D.: Hoy mismo, en horario vespertino, os pondré actualizada la relación de películas del Studio Ghibli.

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