Desde
aquí arriba oteo todo lo que mi vista alcanzar puede, y allende con mi florida
mente, y lo plasmo en estas líneas donde dejo constancia de lo que está siendo
y fue para que me impulse a lo que será. Y tan arriba estoy que casi veo por
encima del hombro a estas muy grises nubes que hoy vuelven a chorrearnos sus
humores, siempre buenos y hoy algo frescales, pues la máxima prevista será de
14ºC, breve contratiempo ya que desde mañana volveremos a rondar la veintena de
nuevo.
Este
fin de semana estuve viendo otra de anime del Studio Ghibli. Esta vez se trató
de "La colina de las amapolas" ("Kokuriko-zaka
kara", 2011), de Goro Miyazaki. Es el segundo largo y primero que veo de
este director, hijo de Hayao Miyakzaki (coguionista con Keiko Niwa), cofundador
del estudio junto con Isao Takahata, sublimes maestros ambos, ya veteranos, en
esto del cine.
Japón
en los meses previos a los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964. Una estudiante de
instituto, huérfana de padre, cuya madre trabaja en el extranjero, vive con su
abuela y hermana pequeña, regentando una pequeña pensión con dos huéspedes en
su casa familiar arriba de una colina con vistas al mar, lo que compagina con
sus estudios. Conoce a un activo (y atractivo) estudiante de su instituto, que
dirige la gacetilla escolar, y que lidera a otros estudiantes que se oponen a
la demolición de un viejo caserón dentro de las instalaciones docentes, y donde
desarrollan los diversos clubes sus actividades extraescolares, proponiendo su
restauración. Entre ambos surgirá primero la amistad, y poco a poco el amor.
Pero el casual descubrimiento de un secreto del pasado de ambas familias pondrá
trabas a su relación.
Una
buena película (nota: 6), con las habituales excelencia en la factura
técnica y fotografía de gran belleza, tan propias del estudio, aunque esta vez
lejos de la fantasía desbordante que suele haber en sus historias, aunque esta
no me llegó a atrapar del todo. Melodrama romántico adolescente donde la usual
sutileza y contención japonesa impide que ruede pendiente abajo hacia el
folletín de baratillo. Nos habla de aprender a convivir con el pasado si
queremos tener un esperanzador futuro.
Pues
ya casi al pie de este matutino de altura, no queda más que dejar sembradas
unas citas de sabiduría ajena, que espero florezcan en nuestras entendederas:
- "No hay mañana para la gente que anhela
el futuro y olvida el pasado".
(Hayao Miyazaki - Keiko Niwa).
- "Reconsideras tu vida conforme la vas
viviendo, de la misma forma que si estuvieras escalando una montaña y
continuamente vieras los mismos paisajes desde distintos puntos de
vista". (Doris Lessing).
- "El querer lo es todo en la vida. Si
queréis ser felices lo seréis. Es la voluntad la que transporta las
montañas". (Alfred de Vigny).
- "El que ha desplazado la montaña es el
que comenzó por quitar las pequeñas piedras". (Proverbio chino).
Besos
y abrazos,
Don.
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