martes, 18 de mayo de 2021

Deshacer matutinos cuelgues

¡Buenos días!

Enganchado estoy a estos matutinos, bien lo sabéis desde siempre, no tenéis más que acudir a su almacén histórico, colgado en la web, pero dado lo bien que me va no voy a intentar reparar este eventual entuerto, momentáneo desaguisado que solo me aqueja durante un ratito por las mañanas, al filo del alba. Por lo demás, ya llevamos varios días primaverales de calores casi veraniegos, muy llevaderos por otra parte, que la canícula todavía no llegó, así que no reniego de ellos... ¡virgencita que me quede como estoy! Días como el de hoy, con 28ºC de máxima prevista, con sol, alguna nube colgada de sus rayos de cuando en cuando, y algo de brisa que alivia livianos sofocos.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Borrar el historial" ("Effacer l'historique", 2020), de Benoît Delépine, Gustave Kervern, y con Blanche Gardin, Denis Podalydès, y Corinne Masiero. Es el primer largo que veo de los de este par de directores franceses, también actores y guionistas.

Tres vecinos y amigos de un suburbio están enganchados, de una u otra forma, a los cachivaches tecnológicos que hoy día nos dominan cual si fuéramos peleles, como modo de olvidar en parte sus patéticas vidas carentes de sentido, lo que no les trae sino continuos problemas. Una de ellos sufre extorsión por un video sexual; otro, amén de comprador compulsivo en la web, totalmente endeudado, tiene a su hija adolescente que es acosada en las redes sociales; y la última no cesa de recibir malas calificaciones de sus clientes en la aplicación web de la empresa para la que trabaja (y que la explota). Así que, con la ayuda de un pirata informático, deciden unir sus fuerzas para luchar cual Quijotes contra los gigantes tecnológicos que les muelen, e intentar recuperar sus vidas, las virtuales y las reales.

Buena película en general (nota: 6), original, pelín marciana, esta comedia absurda sobre los absurdos de nuestra relación con la tecnología, y por tanto muy cercana a la realidad, que podría haber sido más de lo que fue, pues me pareció como hecha a retales, una suma de varios sketch, algunos más logrados que otros, y que me hizo reír unas cuantas veces, aunque en otras se me heló la mueca, pues es una visión desencantada del asunto, de trasfondo algo amargo. Además de nuestra relación con las nuevas tecnologías y sus evidentes absurdos, también se satirizan de refilón los trabajos basura que nos van invadiendo a la par que esas nuevas tecnologías se van imponiendo. Acabaremos siendo engullidos por ellas y terminaremos por desaparecer de la faz de la Tierra.

No sé muy bien porqué pero, por esto y por aquello, aunque de otro estilo y sin ser comedia, me recordó a esta otra película francesa, "La comunidad de los corazones rotos" ("Asphalte", 2015) de Samuel Benchetrit, en la que uno de sus protagonistas principales era curiosamente uno de los codirectores de la glosada hoy.

Bueno, ahí os dejo un par de citas de sabiduría ajena, que tal vez nos ayuden a salir, o no, de algún que otro entuerto en el que nos hayamos podido meter. No las borréis de vuestra memoria:

 - "Abandónate al destino y adáptate a las circunstancias, pues lo que está escrito no se borra porque tú quieras".  (Omar Khayyam).

 - "Yo no puedo borrar mi vida entera, y si pudiera hacerlo no lo hiciera, pues ella me ha llevado a lo que soy".  (Rafael Alberti).

Besos y abrazos,

Don.

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