jueves, 13 de mayo de 2021

El buen matutino que seré

¡Buenos días!

No recuerdo muy bien ya el momento en que los matutinos y yo comenzamos nuestra andadura en común, que no queda constancia escrita de ello, solo de algunos de aquellos primeros escarceos que quedaron en mi memoria, y de otros escritos que recuperé de la papelera, para luego lanzarme a la reiterada edición de ellos tras cada película vista, y es posible que en un incierto futuro me funda tan bien con ellos que de buena mañana sea un conjunto más o menos ordenado de letras en lugar de células. Y otra buena mañana de primavera nos amanece, cada vez con menos viento, todavía con sol y nubes, y una máxima prevista de 20ºC por los madriles.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "El olvido que seremos" (2020), de Fernando Trueba, basada en la biográfica novela homónima de Héctor Abad Faciolince, inspirada en los recuerdos del autor colombiano sobre su padre, médico y activista por los derechos humanos asesinado en Medellín en 1987, y con Javier Cámara, Nicolás Reyes Cano, Juan Pablo Urrego, y Patricia Tamayo. De este veterano director español he visto casi toda su filmografía desde que debutara con su "Ópera prima" (1980), valga la redundancia. De las de este siglo he visto: "La reina de España" (2016), "El artista y la modelo" (2012), "Chico & Rita" (2010), "El baile de la Victoria" (2009), y "El embrujo de Shanghai" (2002).

Héctor Abad Gómez fue un padre de familia numerosa, médico, profesor universitario y activista pro derechos humanos que durante los años 70 y hasta su asesinato en 1987 en su violenta ciudad, Medellín (Colombia), se preocupó, amén de por el bienestar de su familia, por el de las clases menos favorecidas, por la pésima salubridad de sus condiciones de vida, abogando por una sanidad pública casi inexistente entonces en Colombia, y por la administración generalizada de vacunas para atajar diversas epidemias que asolaban Colombia, lo que le hizo muy incómodo ante los oligarcas que regían su país.

Una buena película (nota: 6), con sus más y sus menos; bastante convencional en sus maneras, quizá demasiado larga de metraje, pues me sobra buena parte del final, bastante afectada para mi gusto, desde el momento del asesinato del protagonista; de buenas intenciones sin embargo, educativa, retrato de un hombre bueno, en el buen sentido de la palabra bueno, parafraseando el verso del poema "Retrato" de Antonio Machado. Historia sobre bien educar, sobre inculcar buenos valores, de preocuparse por los demás, contada desde la admiración del hijo, de su idealizado recuerdo de él.

Ahora, como en todo buen matutino que se precie, ahí os dejo unas citas de sabiduría ajena, que espero no olvidéis:

 - "Alabar lo bueno y vituperar lo malo, justicia es lo que hago".  (Refrán).

 - "Si hacemos el bien por interés, seremos astutos, pero nunca buenos".  (Cicerón).

 - "Cuanto mejor es el bueno, tanto más molesto es para el malo".  (San Agustín).

Besos y abrazos,

Don.

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