¡Buenos
días!
Este
matutino, hoy de lo más primaveral, que hoy nos llega, pasará por nuestras
vidas en apenas un suspiro, como una exhalación, antes de despedirse al final,
previa a sus besos y abrazos, con su sabiduría ajena, esperando deje en
nosotros algo de huella que nos ayude a continuar con nuestro devenir vital.
Seguimos de iniciática primavera de sol a raudales apenas velado por sutiles
nubes, con máxima prevista de 18ºC para hoy, así que todavía queda lejos el
otoñal final de besucones abrazos.
Este
fin de semana estuve en el teatro viendo la obra "La
velocidad del otoño" ("The velocity of autumn"),
escrita por Eric Coble, dirigida por Magüi Mira, e interpretada por Lola
Herrera y Juanjo Artero.
Una
anciana artista, rebelde luchadora y ya en la ochentena, está atrincherada en
su casa con muchas botellas con líquido inflamable (especie de cócteles
Molotov), preparadas para hacerlas explotar defensivamente e inmolarse en el
caso de que sus hijos intenten cumplir su amenaza de ingresarla en una
residencia para ancianos, a lo que se niega en rotundo. De repente entra por la
ventana, después de haber trepado por un árbol cercano, el hijo pequeño, su
preferido, y a quien hace muchos años que no ve pues vive en el extranjero. Va
como mediador de sus otros hermanos con la idea de convencer a su madre para
que deponga su actitud.
Una
obra que no me gustó gran cosa (nota: 4), a pesar de su par
de buenas interpretaciones. Especie de tragicomedia que me pareció, salvo leves
y fugaces excepciones que sí que me parecieron interesantes, bastante tópica y
abusona de fingido melodrama. Sus pretendidas gracietas de simplón humor no me
arrancaron ni una sonrisa. Ensalza el valor de la vejez, arrinconada como un
lastre en muchas ocasiones por la siguiente generación, que por comodidad o
interés desoyen los deseos y necesidades de los ancianos sobre el modo en que
verdaderamente desean llegar hasta su próximo final.
Bien,
pues este breve matutino, fugaz pero intenso como todos los demás, espero, va a
llegar a su final, pero antes de ello, cual epitafio, unas citas de sabiduría
ajena que legar a sus vitales deudos:
- "Los relojes de arena no sólo recuerdan
la veloz huida del tiempo, sino también el polvo en el que alguna vez nos
convertiremos". (Georg Ch.
Lichtenberg).
- "El otoño es un andante melancólico y
gracioso que prepara admirablemente el solemne adagio del invierno". (George Sand).
- "Coged las rosas mientras podáis
veloz
el tiempo vuela.
La
misma flor que hoy admiráis,
mañana
estará muerta...". (Walt Whitman).
Besos
y abrazos,
Don.
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