¡Buenos
días!
Ya
sabéis mi particular lucha con que estos matutinos no se casen con nadie, si
acaso con ellos mismos, pero el caso es que devoran con fruición las opiniones
que por su lado pasan para tratar de asimilarlas tras una buena digestión.
Llevamos ya bastantes días en que la primavera tampoco se casa con sus vecinos,
invierno o verano, y sigue a lo suyo, y nosotros a lo nuestro, engullendo con
frenesí todos los deleites que nos ofrece, como los de este día de sol y nubes
y máxima prevista de 24ºC.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo "La alta sociedad"
("Ma Loute"), de Bruno Dumont, y con Fabrice Luchini, Juliette
Binoche, Valeria Bruni Tedeschi (un monumento de actriz), Brandon Lavieville,
Raph, Didier Després y Cyril Rigaux. Es el primero de los largos que veo de
este director francés.
En
el verano de 1910, en los alrededores de una pequeña aldea de míseros
pescadores y mariscadores de la costa norte de Francia están desapareciendo
misteriosamente varios turistas. Un par de pintorescos policías se encarga de
la investigación. Una acaudalada familia llega para disfrutar de su veraneo en
su extravagante mansión en lo alto de un acantilado.
Una
buena película (nota: 6) pero que no me acabó de morder sino a pequeños
bocados sueltos. No me desagradó, pero no me convenció. Estupendas actuaciones
de todos, a destacar la de Valeria Bruni, que me tiene enamorado. Fotografía
bellísima, por paisajes y encuadres con y sin personajes, muy pictórica. Pero
la extravagante historia, algo pasada de rosca, de esta negra tragicomedia de
humor absurdo, exagerado, surrealista, grotesco, disparatado, pura caricatura
cuajada de gags del cine mudo, y chocantes dislexias con doble y triple sentido
difíciles de traducir y de pillar.
En
esta retorcida y vitriólica metáfora sobre la lucha de clases, mirada aviesa y
algo corrosiva a la sociedad y sus castas idioteces, es decir, sus incestos de
casta repelente que no mezcla con el resto y que tal vez lleven, como otras
veces sucedió antaño, a que los menesterosos se acaben por comer apetitosamente
a los opulentos, es decir, a los ricos ricos (que diría Arguiñano, o no), si
algo no cambia antes. Por esto mismo del canibalismo, social en este caso, y
por algunos pequeños detalles formales, me recordó a "Delicatessen"
(1991) de Jean Pierre Jeunet y Marc Caro.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena, sabroso aperitivo de conocimiento de alta
alcurnia con el que saciar nuestra hambre de conocimiento:
- "No hay condición tan baja que no tenga
esperanza; ninguna tan alta que no inspire temores". (Lin Yutang)
- "Esta vida es una lucha permanente, y
la filosofía es el único emplasto que podemos aplicar a las heridas que de
todas partes recibimos".
(Voltaire).
- "Para triunfar en la lucha por la vida,
el hombre ha de tener o una gran inteligencia o un corazón de
piedra". (Máximo Gorki).
- "Los privilegiados arriesgarán siempre
su completa destrucción antes que ceder una mínima parte de sus
privilegios". (Antonio Gala).
Besos
y abrazos,
Don.
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