¡Buenos días!
En este emporio de serenidad
matutina es poco probable que se nos eche encima un torrente de nada, ni
padezcamos hartazgo alguno. Tampoco este clima otoñal es propicio para
torrenciales lluvias, aunque ayer haya llovido largo y tendido y hoy lo
continúe haciendo con menor ímpetu.
Ayer por la tarde estuve en
el cine viendo la quinta entrega "torrentil", "Torrente
5: Operación Eurovegas", de Santiago Segura, y con él mismo, y
demás amiguetes suyos, como siempre. Es el quinto largo de este director como
tal, que tiene muchos más como actor, además de ser guionista y productor... y
casi Juan Palomo, que no lo es porque el auténtico es mi primo, que si no...
Salvo la cuarta, que no vi,
sí que lo hice con el resto de las delirantes entregas anteriores, las tres
primeras, de este sucio y casposo ex-policía expulsado del cuerpo, que no cesa
de expulsar lindezas orales y humorales (del humor gracioso más o menos grueso,
y del resto de humores corporales). Las anteriores fueron: "Torrente 4:
Lethal Crisis" (2011), "Torrente 3: El protector" (2005),
"Torrente 2: Misión en Marbella" (2001),
"Torrente, el brazo tonto de la ley" (1998). Con diferencia, la mejor
para mí fue la primera de la saga.
Año 2018. Torrente sale de
la cárcel y queda atónito y cabreado con la España que se encuentra: Cataluña
se ha separado de España, que han sido expulsadas de la Unión Europea, la
peseta ha vuelto para sustituir al euro, Eurovegas por fin se ha construido
tras los mangoneos de los mangantes públicos, y en pocos días se jugará la
final del mundial de fútbol entre Argentina y Cataluña (con España eliminada en
la fase clasificatoria por Cataluña), etc. Así que decide dejar de ser un
defensor de la ley, pasarse al otro lado y atracar el casino de Eurovegas.
Recluta una banda de patéticos "especialistas", unos perfectos
incompetentes.
Como siempre, opípara
ración, casi para atragantarse, de humor grueso y escatológico de cara a la
galería, con algunas tapitas del más fino y sutil de crítica social, y todo con
un gran despliegue técnico, en esta caricatura de "Ocean's eleven"
(2001) de Steven Soderbergh.
Ha arrasado en taquilla cual impetuoso torrente en su primer fin de semana,
pero por lo que a mí respecta, aparte de alguna gratificante carcajada, no me
mereció la pena el haber ido a verla, como con el resto de la saga, salvo la
primera. Por eso de cómicos robos de una banda de perfectos inútiles, me
recordó a otro film español de hace pocos años, muchísimo mejor, muy bueno y
muy divertido, "El robo más grande jamás contado" (2002) de Daniel
Monzón.
Bueno, pues de postre, para
rebajar el atracón de torrentes, un pequeño y frugal reguero de citas de
sabiduría ajena, para que no nos perdamos en el tumulto:
- "Quien comió hasta enfermar, que ayune
hasta sanar". (Refrán).
- "La Ley, en su magnífica ecuanimidad,
prohíbe, tanto al rico como al pobre, dormir bajo los puentes, mendigar por las
calles y robar pan". (Anatole
France).
- "Voluntad firme no es lo mismo que
voluntad enérgica y mucho menos que voluntad impetuosa". (Jaime Balmes).
- "El tiempo es un río de
acontecimientos, una corriente impetuosa".
(Marco Aurelio).
- "Un talento se forma en la calma; un
carácter, en el torrente del mundo".
(Goethe).
Besos y abrazos,
Don.
_____
No hay comentarios:
Publicar un comentario