¡Buenos días!
Espero transmitir
correctamente los rasgos distintivos que me caracterizan, sean mis reflexiones,
sean mis desvaríos, a estos matutinos que los van heredando y difundiendo por
doquier; matutinos que además confío sean congruentes con ambos polos de mi
mente, y además en que su línea temporal sea la mejor posible, que sólo hay
una, casi sin posibilidad de ensayo y enmienda, por muchas otras alternativas
que podamos plantearnos metafísicamente... el consabido "¿qué habría
pasado sí...?". Esto es lo que hay. Y hoy toca otoño, que no se hace
preguntas, sigue su unívoco tránsito hacia su normalidad, que hoy está aquí y
luego estará por cualquier parte, en momentos distintos, o todo a la vez,
suavizándose poco a poco las temperaturas, jugueteando el sol con inofensivas
nubes que tal vez, quizá, vuelvan en un futuro a descargar... o no.
Ayer por la tarde estuve en
el cine viendo "Coherence", de James Ward
Byrkit, y con Emily Foxler (todo un bellezón, también conocida como Emily
Baldoni, de casada), Maury Sterling, Nicholas Brendon, Elizabeth Gracen, Alex
Manugian, Lauren Maher, Hugo Armstrong, y Lorene Scafaria (sólo ocho actores).
Es el primer largo de este director, quien también fue coguionista de la
estupenda película de animación por ordenador "Rango" (2011) de Gore
Verbinski.
Un grupo de ocho amigos,
cuatro parejas, se reúne para cenar en casa de una de ellas y disfrutar de una
plácida velada mientras observan en el cielo nocturno el cercano paso por la
Tierra de un cometa. Comenzarán a producirse extraños e incomprensibles
fenómenos que empezarán a sospechar sean culpa de la influencia del asteroide.
Elucubrarán que tal vez se haya producido una brecha en la dimensión
espacio-temporal y se estén creando universos paralelos, o quizá se esté
alterando su percepción de la realidad producto de una alucinación.
Fascinante película de muy
brillante guión que siempre me mantuvo en vilo y os recomiendo, y que, entre
otras cosas, elucubra fantasiosamente sobre la paradoja cuántica del gato de
Schrödinger, esa de que el gato puede estar vivo o muerto en el mismo instante,
cual si los protagonistas fueran unos quantos... ocho, en concreto. Este
inteligentísimo divertimento de reflexivos desvaríos también nos habla de la
posibilidad de vernos a nosotros mismos como observadores externos, del miedo a
enfrentarnos con nosotros mismos, de lo extraña que es a veces la realidad que
nos circunda, de las jugarretas de nuestra mente, y de varios otros temas más
tocados de refilón.
Por esto y por aquello, en
unos casos más evidentemente y en otros más tangencialmente, me recordó a
varias películas, entre ellas: "Solaris" (1972 de Andrei Tarkovski,
2002 de Steven Soderberg),
"Otra Tierra" ("Another Earth", 2011) de Mike Cahill,
"Melancolía" ("Melancholia", 2011), de Lars von Trier,
y "Sunshine" (2007) de Danny Boyle.
Ahora, ahí os dejo algo de
sabiduría ajena, legado encapsulado de otras mentes, que es posible nos libre
de unas cuantas (o quantas) caóticas incongruencias de la vida, o no:
- "Las coherencias tontas son la obsesión
de las mentes ruines". (Ralph W.
Emerson).
- "Cuando uno no vive como piensa, acaba
pensando como vive". (Gabriel
Marcel).
- "A lomos de todas las paradojas se
cabalga hacia todas las verdades".
(Friedrich Nietzsche).
- "En el amor se da la paradoja de dos
seres que se convierten en uno y, no obstante, siguen siendo dos". (Eric Fromm).
Besos y abrazos,
Don.
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