¡Buenos días!
Estos grises días de otoño
que invitan a la modorra no parecen afectarme tras haberme quitado, no sin
esfuerzo, las mañaneras legañas, mucho más sabiendo que en breve, quizás ya
esta misma tarde, según pronostican los meteorólogos, las plomizas nubes
cargadas de agua se desvanecerán y volverá a lucir el sol en los madriles
durante varios días, con tan suaves temperaturas (máximas superando de nuevo
con creces los 20ºC), remedo de las primaverales, que ni imaginar puedo todavía
el lejano invierno y sus hibernaciones, con el que ni siquiera sueño, que ya
llegará cuando tenga que ser, dejémoslo correr, y correteemos con alegría
mientras tanto.
Ayer por la tarde estuve en
el cine viendo "Sueño de invierno" ("Kis
uykusu"), de Nuri Bilge Ceylan, y con Haluk Bilginer, Melisa Sözen, y
Demet Akbag. Es el séptimo largo de este prestigioso director turco, de quien
había visto hasta ahora sus cuatro últimos largos (me faltan los dos primeros),
a saber, "Érase una vez en Anatolia" ("Bir zamanlar
Anadolu'da", 2011),
"Tres monos" ("Üç maymun", 2008),
"Los climas" ("Iklimler", 2006),
y "Lejano" ("Uzak", 2002).
Un actor jubilado dirige un
pequeño hotel en una remota aldea de la Capadocia con la ayuda de su muy joven
y bella esposa, con la que convive pero hacen vidas separadas pues ya no
conectan sentimentalmente, y de su apesadumbrada hermana, recién divorciada.
Además vive de las rentas de sus varias casas alquiladas. Llevan una vida
tranquila y muy desahogada económicamente, dedicándose él a escribir artículos
periodísticos, y ella a obras de caridad, a la par que su hermana todo lo
critica; ambas dos se aburren. Llega el invierno, y a medida que los últimos
turistas se van marchando y la nieve empieza a caer, la región se aísla, el
tiempo fluye más lentamente, y afloran las penas y miserias de los personajes,
tan recluidos del mundanal ruido, muy especialmente tras un pequeño incidente
provocado por un niño del pueblo.
Una muy buena película esta
especie de drama psicológico, de espléndida factura visual, como siempre en
este director, de sosegada narración y desolados paisajes en los que se recrea,
pero esta vez de menor importancia relativa, pues está cuajada de intrincados y
cultos diálogos, que apenas dejan resquicio a los silencios. Se reflexiona
sobre diversos aspectos de la oscura naturaleza humana. Sin embargo su excesiva
duración (más de tres horas y cuarto) me hizo luchar por no dar cabezaditas, a
las que un par de veces casi me rendí al principio, pues estaba muy cansado
(tuve que cerrar los ojos mientras oía el incomprensible turco). Sus continuas
disquisiciones a veces me parecieron geniales y otras me parecieron huecas...
normal entre tanta abundancia. Como ya dije de otro film anterior suyo, si la
hubiera recortado en duración (bastante más en esta ocasión), muy posiblemente
le habría quedado una obra maestra. Aparte de los varios aforismos y citas que
se mentan en el film, creo que debería haber tenido presente este muy sabio de
"lo bueno si breve, dos veces bueno".
Ahora, además de la que se
destila del film, algo más de sabiduría ajena que seguro nos despierta de algún
que otro letargo mental:
- "El arte de escribir consiste en decir
mucho con pocas palabras". (Anton
Chejov).
- "No voy a dejar de hablarle sólo porque
no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores
placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan
inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo". (Óscar Wilde).
- "Raro y celestial don, el que sepa sentir
y razonar al mismo tiempo".
(Vittorio Alfieri).
- "Es difícil decir quién nos hace en la
vida más daño, si nuestros enemigos con su peor intención, o nuestros amigos
con la mejor". (George
Bulwer-Lytton).
- "El hombre actual ha nacido o bien para
vivir entre las convulsiones de la inquietud, o bien en el letargo del
aburrimiento". (Voltaire).
Besos y abrazos,
Don.
_____
No hay comentarios:
Publicar un comentario