¡Buenos días!
Con varios elementos
recogidos de aquí y de allá me preparo casi a diario, al fuego lento de mi
horno craneal, estos matutinos que paladeo a cada rato, tanto antes como
después de servirlos a todo aquel que quiera acercarse por ellos, con la
esperanza de que os den buen provecho. Otro día más de delicioso otoño, hoy
probablemente regado por la tarde con unas gotas de lluvia, aderezo que espero
realce todo su aroma y lo haga más auténtico, a la espera de que madure
completamente en unas pocas semanas y podamos paladearlo en su esplendorosa
plenitud, cuando las hojas se tinten de ocres.
Ayer por la tarde estuve en
el cine viendo "Un viaje de diez metros"
("The hundred-foot journey"), de Lasse Hallström, basada en la novela
homónima de Richard C. Morais, y con Manish Dayal, Charlotte Le Bon, Helen
Mirren, y Om Puri. De este director sueco he visto la mayoría de sus films de
este siglo XXI, a saber, "La pesca de salmón en Yemen" ("Salmon
fishing in the Yemen", 2011),
"Querido John" ("Dear John", 2010),
"Siempre a tu lado, Hachiko" ("Hachiko: A Dog's Story",
2009),
"La gran estafa" ("The hoax", 2006),
"Una vida por delante" ("An unfinished life", 2005),
"Atando cabos" ("The shipping news", 2001),
"Chocolat" (2000).
Y algunas pocas de las del XX, como "Las normas de la casa de la sidra" ("The cider house rules", 1999),
la primera suya que vi, muy recomendable, y la que más me ha gustado de todas.
Un joven de exquisito
paladar y gran mano para la cocina, que trabaja como cocinero en el restaurante
que su familia tiene en Bombay, se ve obligado a emigrar con todos (padre y sus
muchos hermanos) para buscarse un futuro mejor tras un terrible incidente en su
ciudad natal, que le hace quedar huérfano de madre. Tras su largo periplo por
diversos países europeos, terminan por recalar en un coqueto pueblo del sur de
Francia, y el patriarca decide instalar allí su nuevo restaurante de comida
india, justo enfrente de otro de alta cocina francesa que posee una
estrella Michelín, regentado por su estirada, agria y puntito amargada dueña, y
donde trabaja una encantadora joven como primer ayudante del chef. Enseguida se
declarará una guerra abierta entre los propietarios de ambos restaurantes,
mientras se va cociendo a fuego lento el amor de los dos jóvenes, a pesar de
nimios celos y rivalidades profesionales, que terminan por ligar tan
perfectamente como en la mejor de las salsas, maridando armoniosamente sus
contrastes, hasta encaminarse a comer felices perdices.
Agradable comedia romántica
de trasfondo culinario que se deja ver, que a ratos se pasa con sus azucarados
tópicos (cuidado los diabéticos cinéfilos, y adelante los golosones), pero sin
llegar nunca a empalagar, ni a tener tampoco mucho mordiente, y en otros llega
a ser bastante interesante y con alguna ocurrente gracia que me hizo reír. De
todas formas, el director no arriesga casi nada a la gratificante sorpresa, al
contrario que sus personajes protagonistas terminan por hacer con mayor o menor
celeridad, según los casos (cosas de la edad). Historia buenrollista de buena
convivencia intercultural, y de arriesgarse a conocer mundos nuevos, sea por
obligación o buena higiene mental, tanto si hay que recorrer medio mundo como
si es para cruzar diez metros hasta la acera de enfrente (en sentido literal)
sin la confortable red de lo ya conocido, y dejarse llevar para experimentar y
sentir lo nuevo que esté por suceder. Se aboga contra la discriminación, y por
el sincretismo sin perder del todo las propias esencias. Amén.
Ahora, como exquisitas tapas
de buen aperitivo, ahí os dejo algo de sabiduría ajena, citas que he ido
recolectando de allí y de acá con la idea de que le saquéis buen provecho:
- "Un buen vino es como una buena película:
dura un instante y te deja en la boca un sabor a gloria; es nuevo en cada sorbo
y, como ocurre con las películas, nace y renace en cada saboreador". (Federico Fellini).
- "Es preciso suponer que en todo lo que
se combina hay muchas cosas de todas clases, y semillas de todas las cosas, que
tienen formas diversas y colores y sabores diferentes". (Anaxágoras).
- "Al llegar a cada nueva ciudad el
viajero encuentra un pasado suyo que ya no sabía que tenía: la extrañeza de lo
que no eres o no posees más te espera al paso en los lugares extraños y no
poseídos". (Italo Calvino).
- "No basta dar pasos que un día puedan
conducir hasta la meta, sino que cada paso ha de ser una meta, sin dejar de ser
un paso". (Johann P. Eckermann).
- "«Paso de buey y diente de lobo.» Para
triunfar no hace falta tanto; basta con paso de buey". (José Camón Aznar).
Besos y abrazos,
Don.
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