¡Buenos días!
Sosegadas mañanitas me dan
estos matutinos, donde las vorágines, en caso de haberlas, son muy llevaderas,
a lo más arrebatadas pasiones primaverales perfectamente contenidas dentro de
este entorno. Todavía sigue el otoño muy primaveral, más bien de veranillo,
soleado y caluroso, aunque bajando, que para hoy hay pronosticados 23ºC de
máxima, y ya para inicios de la próxima semana bajarán diez grados o más, y las
masas de aire volverán a perturbarse sobremanera, provocando nubosidad y mucha
precipitación, de la de agua, que supongo calmada, como suele en otoño, y que
espero sin precipitarme.
Ayer por la tarde estuve en
el cine viendo "El amor está en el aire"
("Amour & turbulences"), de Alexandre Castagnetti, y con Ludivine
Sagnier y Nicolas Bedos. Es el segundo largo de este director francés, y
primero suyo que veo.
Una joven vuela desde Nueva
York a París pues va a casarse ese mismo fin de semana. La casualidad quiere
que su compañero de butaca en el avión de regreso sea su exnovio, todo un
seductor mujeriego, un atractivo imán para las mujeres, un bala perdida famoso
por no durarle las conquistas más de dos semanas, y con quien rompió hace tres
años a pesar de estar absolutamente enamorada de él, por una jugarreta que le
hizo. Él aprovechará la ocasión para tratar de reconquistarla en las siete
horas que dura el vuelo, y ella tratará de evitar no caer de nuevo en sus
encantos.
Una buena película, en
general, esta comedia romántica, que como las turbulencias de su título, y que
experimentan sus protagonistas (en el aire y en sus amoríos), tuvo sus
vaivenes, a ratos me gustaba mucho, en otros no me decía ni fu ni fa. Divertida
y agradable de ver, especialmente por su ausencia de pastelería y ñoñería, pues
era socarroncilla y con su puntito de acidez. Aparte los intentos de
reconquista, se nos van desvelando a través de flashbacks los misterios del
porqué rompió esta pareja, en principio no predestinada a tener buena química,
pues él es un ligón empedernido y ella una mujer independiente dispuesta a no
dejarse seducir por tal elemento.
Ahora algo de sabiduría
ajena, que seguro nos serena ante las perturbaciones que pudieran acaecernos:
- "La vida conyugal es una barca que
lleva dos personas en medio de un mar tormentoso; si uno de los dos hace algún
movimiento brusco, la barca se hundirá".
(León Tolstoi).
- "Que amistades que son ciertas nadie
las puede turbar". (Miguel de
Cervantes).
- "Nada debe turbar la ecuanimidad del
ánimo; hasta nuestra pasión, hasta nuestros arrebatos deben ser medidos y
ponderados". (Francisco Ayala).
Besos y abrazos,
Don.
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