martes, 30 de septiembre de 2025

Matutinas palomas al vuelo

¡Buenos días!

Por mucho que el veranillo de San Miguel lo haya intentado, de momento el otoño no se deja encerrar en una jaula y vuela a su albedrío, aunque las lluvias, en realidad tímidas y muy escasas lloviznas por los madriles, tocaran a su fin el pasado fin de semana tras haberse posado en el suelo, el resto de sensaciones son levemente otoñales todavía, por las nubes que todavía quedan, por el vientecillo y las temperaturas contenidas, con los 23ºC previstos para hoy. Y ya que estoy en este matutino, oreo sus repisas, dejo volar mi imaginación al son del teclado y cuando me haya querido dar cuenta ya estaré en los besos y abrazos de despedida para volver a la próxima.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Maspalomas" (2025), de José Mari Goenaga y Aitor Arregi, y con José Ramón Soroiz, Nagore Aranburu, Kandido Uranga, Zorion Eguileor, y Kepa Errasti. De sus dos directores, y de Jon Garaño, que forman el colectivo de cine Moriarti, había visto cuatro de sus anteriores películas, en las que se han ido permutando comanditariamente en sus tareas como codirectores, coproductores y coguionistas: "Marco" (2024) < >, "La trinchera infinita" (2019), "Handia" (2017) y "Loreak" (2014).

Un hombre de 76 años, que acaba de romper con su pareja, vive la vida loca, a su aire, en Maspalomas (Gran Canaria), pasando el día tumbado al sol y de fiesta en fiesta buscando el placer. Un inesperado accidente cerebrovascular le hace volver a su ciudad, San Sebastián, y reencontrarse con su hija, tras 25 años desde que la abandonó, amén de a su esposa, para irse a vivir el amor y su identidad homosexual con su nueva pareja en aquella isla. Como no puede hacerse cargo de él, la hija lo ingresa en una residencia de ancianos donde se sentirá en la obligación de regresar al armario del que salió entonces, cuando abandonó a su familia, ocultando al resto de residentes y trabajadores esa parte de su ser que creía haber resuelto en su momento, por temor a no ser aceptado por ellos. En este tiempo de convalecencia tendrá que reconciliarse con su hija... y consigo mismo.

Excelente película (nota: 9) este muy contenido melodrama, con algún que otro momento que me hicieron esbozar una sonrisa e incluso una risa, muy bien narrada, con calma, y que, a través del periplo emocional de su protagonista, que acaba por aprender a aceptarse y reconciliarse consigo mismo y con quien le rodea, va más allá del mundo gay que retrata sin tapujos (muy especialmente al principio de la cinta), pues entre varios otros temas nos habla de sexo y amor en la vejez, de la vejez en sí misma, de relaciones familiares, de mostrar nuestro ser a los demás, de expresar libremente lo que sentimos, por nosotros y por el resto, y de no confinarse ni encerrarse en uno mismo hasta la misma amargura vital.

Bueno, pues en la sección de sabiduría ajena hoy no habrá citas, ni para darnos un pasional revolcón ni de extractos del pensamiento de otros, que mientras pasó fugazmente por mi cabeza cogí al vuelo esta canción que me viene que ni pintada, por eso de que en uno de sus versos habla de palomas al vuelo, que bien podrían ser palomos, y porque habla de lo que habla, la famosísima canción de Mecano, publicada en 1988, "Mujer contra mujer" (si queréis oírla, pinchad en el hipervínculo):

"Nada tienen de especial
dos mujeres que se dan la mano
el matiz viene después
cuando lo hacen por debajo del mantel

Luego a solas,
sin nada que perder
tras las manos
va el resto de la piel

Un amor por ocultar,
aunque en cueros no hay donde esconderlo
lo disfrazan de amistad
cuando sale a pasear por la ciudad

Una opina que aquello no está bien
la otra opina que qué se le va a hacer?
Y lo que opinen los demás está de más

Quien detiene palomas al vuelo,
volando a ras del suelo?,
mujer contra mujer

[...]".  (José María Cano).

Besos y abrazos,

Don.

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