¡Buenos días!
Sol radiante por fin en esta mañana de invierno, tras muchos días de lluvias y más lluvias, al final no excesivas por los madriles. La máxima prevista para hoy será de 11ºC. Así que vuelta a la febril actividad con estos matutinos, que tanto me dan, y viceversa, bienestar inmaterial, riqueza intangible que aunque la tengas nadie te la puede quitar, aunque siempre pueda regalarse transitiva o reflexivamente sin que tú pierdas un ápice de ella.
Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "La fiebre de los ricos" ("Rich flu", 2024), de Galder Gaztelu Urrutia, y con Mary Elizabeth Winstead, Rafe Spall, Lorraine Bracco, Jonah Hauer-King, y Timothy Spall. Es el tercer largo de este director, y segunda suya que veo tras su primera, "El hoyo" (2019).
Ha empezado a expandirse un virus mortal, cuyo principal síntoma entre los infectados es que les resplandecen los dientes antes de morir. En un primer momento los afectados son las élites, las personas más ricas e influyentes del mundo, pero conforme los multimillonarios van cayendo sigue expandiéndose en cascada a riquezas cada vez menos suntuosas, justo en el momento en que una mujer, volcada en su trabajo, acaba de ser promovida por el magnate dueño de la gran corporación para la que trabaja a un puesto de máxima dirección, con enorme subida de salario y demás prebendas asociadas que incrementan enormemente su riqueza al instante. Se desatan tumultos sociales por doquier y los millonarios tratan desesperadamente de desprenderse de sus riquezas para sobrevivir, aunque el problema está en encontrar a algún desgraciado que las quiera, dado el actual estado de las cosas.
Película que me decepcionó (nota: 4), que podría haber sido mucho mejor de lo que fue, pues su punto de partida me pareció interesante, pero no bien desarrollado y con incongruencias que pincharon mi burbuja de suspensión de la incredulidad ante esta propuesta, oscura fábula que fue perdiendo cada vez más fuelle conforme avanzaba. Cine distópico y apocalíptico, con crítica social a la plutocracia y, paradojas incluidas, también sobre el reparto de la riqueza en nuestro mundo (cada vez más injusto), la avaricia, el egoísmo... vamos, los mismos temas, con otro enfoque, que se trataban en su primera película, "El hoyo".
Llegó el momento de la sabiduría ajena, así que ahí van de regalo estas citas, no como bienes fungibles o atesorables, sino para que perduren, etéreas, en nuestras entendederas, comenzando por una con la que empieza la película (y reaparece alguna que otra vez más), y que bien podría ser su leitmotiv:
- "Un hombre es rico en función de las cosas que puede desechar". (Henry David Thoreau).
- "No te ilusiones con tu riqueza y tu belleza; puedes perderlas: aquélla en una noche; ésta, en una fiebre". (Omar Khayyam).
- "Quien no es capaz de desprenderse de un tesoro en un momento de necesidad es como un esclavo encadenado". (J. R. R. Tolkien).
Besos y abrazos,
Don.
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