¡Buenos
días!
No
llamaremos primavera a estos días de invierno, pero por momentos casi podrían
responder a tal nombre, de lo bien avenidos que parece vérseles a ambos,
intimando sobremanera, en estos atractivos y sensuales días soleados, muy
amables, al menos por los madriles, con 14ºC de máxima prevista para hoy, y sin
heladas mañaneras.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo "Call me by your name",
de Luca Guadagnino, basado en la novela homónima de André Aciman, y con Armie
Hammer, Timothée Chalamet, Michael Stuhlbarg, Amira Casar, y Esther Garrel. De
este director italiano había visto dos de sus anteriores films: "Cegados por el sol" ("A bigger splash",
2015) y "Melissa P." (2005).
Verano
de 1983. Como en años anteriores una políglota y muy culta familia
italo-estadounidense, matrimonio e hijo adolescente, pasa su verano en la casa
solariega de la esposa, a las afueras de una pequeña localidad en el norte de
Italia. Como de costumbre, para ayudar al padre, catedrático de arqueología, en
sus investigaciones, y culminar su propia tesis doctoral sobre arte
greco-romano, acogen a un alumno de este en su villa, esta vez un apuesto joven
norteamericano. Tras iniciales reticencias, surgirá una amistad entre el joven
y el adolescente, cuya mutua atracción irá a más.
Una
espléndida película (nota: 8) con la que sin
embargo me costaba conectar, y eso duró hasta los minutos finales, plenos de
sabiduría vital, en los que me ganó por completo, y me extasió con su escena
final, sublime por su delicadísima, a la par que profunda, emotividad. A
resaltar también, hacia el final, la magnífica escena de la charla entre padre
e hijo.
Mecidos
por el cadencioso y casi indolente verano, que fluye pleno de voluptuosa
sensualidad a flor de piel, puro hedonismo bien entendido, tan dulce y suave
como un albaricoque, como un fragante y jugoso melocotón, asistimos a esta
natural y evocadora historia sobre el descubrimiento del primer amor, tan
arrebatadoramente pasional, cuando nos dejamos llevar por el otro, siendo casi
él mismo, fundiéndonos con él a la vez que nos extrañamos de nuestro propio
ser... y dudamos... y cuando apenas hemos empezado a disfrutarlo, se nos ha ido
en un soplo. Efímeros idilios estivales que ya solo queda evocar. Profundamente
vital.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena, que tal vez nos ayuden a reconocernos a nosotros
mismos con independencia de nuestro nombre:
- "Me llamas tu vida, llámame tu alma;
porque el alma es inmortal, y la vida es un día". (Paul Charles Bourget).
- "Esa necesidad de olvidar su yo en la
carne extraña, es lo que el hombre llama noblemente necesidad de
amar". (Charles Baudelaire).
- "El amor, al no entender de geografía,
no conoce fronteras". (Truman
Capote).
- "Entra en ti sin llamar". (Stanislaw Lec).
- "Si tu llamas experiencias a tus
dificultades y recuerdas que cada experiencia te ayuda a madurar, vas a crecer
vigoroso y feliz, no importa cuán adversas parezcan las circunstancias". (Henry Miller).
- "Feliz quien puede llamar suyo el día
en que vive y para sus adentros piensa: mañana Dios dirá, porque ya viví
hoy". (John Dryden).
Besos
y abrazos,
Don.
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