lunes, 29 de enero de 2018

Llamadme matutino

¡Buenos días!

No llamaremos primavera a estos días de invierno, pero por momentos casi podrían responder a tal nombre, de lo bien avenidos que parece vérseles a ambos, intimando sobremanera, en estos atractivos y sensuales días soleados, muy amables, al menos por los madriles, con 14ºC de máxima prevista para hoy, y sin heladas mañaneras.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Call me by your name", de Luca Guadagnino, basado en la novela homónima de André Aciman, y con Armie Hammer, Timothée Chalamet, Michael Stuhlbarg, Amira Casar, y Esther Garrel. De este director italiano había visto dos de sus anteriores films: "Cegados por el sol" ("A bigger splash", 2015) y "Melissa P." (2005).

Verano de 1983. Como en años anteriores una políglota y muy culta familia italo-estadounidense, matrimonio e hijo adolescente, pasa su verano en la casa solariega de la esposa, a las afueras de una pequeña localidad en el norte de Italia. Como de costumbre, para ayudar al padre, catedrático de arqueología, en sus investigaciones, y culminar su propia tesis doctoral sobre arte greco-romano, acogen a un alumno de este en su villa, esta vez un apuesto joven norteamericano. Tras iniciales reticencias, surgirá una amistad entre el joven y el adolescente, cuya mutua atracción irá a más.

Una espléndida película (nota: 8) con la que sin embargo me costaba conectar, y eso duró hasta los minutos finales, plenos de sabiduría vital, en los que me ganó por completo, y me extasió con su escena final, sublime por su delicadísima, a la par que profunda, emotividad. A resaltar también, hacia el final, la magnífica escena de la charla entre padre e hijo.

Mecidos por el cadencioso y casi indolente verano, que fluye pleno de voluptuosa sensualidad a flor de piel, puro hedonismo bien entendido, tan dulce y suave como un albaricoque, como un fragante y jugoso melocotón, asistimos a esta natural y evocadora historia sobre el descubrimiento del primer amor, tan arrebatadoramente pasional, cuando nos dejamos llevar por el otro, siendo casi él mismo, fundiéndonos con él a la vez que nos extrañamos de nuestro propio ser... y dudamos... y cuando apenas hemos empezado a disfrutarlo, se nos ha ido en un soplo. Efímeros idilios estivales que ya solo queda evocar. Profundamente vital.

Ahora unas citas de sabiduría ajena, que tal vez nos ayuden a reconocernos a nosotros mismos con independencia de nuestro nombre:

 - "Me llamas tu vida, llámame tu alma; porque el alma es inmortal, y la vida es un día".  (Paul Charles Bourget).

 - "Esa necesidad de olvidar su yo en la carne extraña, es lo que el hombre llama noblemente necesidad de amar".  (Charles Baudelaire).

 - "El amor, al no entender de geografía, no conoce fronteras".  (Truman Capote).

 - "Entra en ti sin llamar".  (Stanislaw Lec).

 - "Si tu llamas experiencias a tus dificultades y recuerdas que cada experiencia te ayuda a madurar, vas a crecer vigoroso y feliz, no importa cuán adversas parezcan las circunstancias".  (Henry Miller).

 - "Feliz quien puede llamar suyo el día en que vive y para sus adentros piensa: mañana Dios dirá, porque ya viví hoy".  (John Dryden).

Besos y abrazos,

Don.
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