martes, 28 de enero de 2025

Matutino fluir que me inunda

¡Buenos días!

No es que nos hayan llegado a inundar, pero las lluvias de estos pasados últimos días siguen también hoy a lo suyo, fluyendo de las nubes al suelo mientras estas siguen su etéreo discurrir, con la esperanza de que en algún momento dejen entrever el sol. La máxima prevista para hoy por los madriles será de 10ºC. Así que tratando de evitar el empaparme por ahí fuera, me sumerjo en otro de mis matutinos, toda una experiencia inmersiva, en la que ambos colaboramos para llegar a buen puerto, sin dejar de disfrutar de nuestro silente devenir apenas perturbado por mi sincopado tecleo, que trato de amortiguar.

Este fin de semana estuve en el cine viendo una de animación que, además de otros muchos premios más, ganó el Globo de Oro de este año en su categoría, y es la candidata por Letonia a mejor película de animación en los Óscar, y también a mejor de habla no inglesa, aunque sea muda, salvo maullidos, ladridos y demás otros gruñidos animales. Se trató de "Flow" (2024), dirigida por Gints Zilbalodis. Segundo largo, y primero que veo, de este director, ambos de animación, así como también sus cortos precedentes.

En un mundo en el que no parece haber humanos, aunque sus rastros quedan, un solitario gato se despierta y empieza con sus rutinas diarias. Se topa con una jauría que le persigue por el bosque. De repente se encuentran con un río de animales que huyen en sentido contrario... de una riada que todo lo inunda. El agua sigue subiendo de nivel más y más, y cada vez van quedando menos zonas de tierra firme. El desesperado gato, superando su miedo al agua, se sube para refugiarse a un destartalado barco que fluye a la deriva, en el que ya hay otro animal, de otra especie (un carpincho). Ambos desconfían el uno del otro, pero no les queda otra que compartir el espacio si quieren sobrevivir. Poco a poco se les irán agregando más animales desperdigados, un lémur y un ave secretario, además de uno de los perros que le perseguía anteriormente.

Muy buena película (nota: 7), bella visualmente y de sosegado fluir, que me dejó fascinado siguiendo la peripecia de su gato protagonista, tan atónito como yo, en la que los animales no están humanizados, de hecho ni hablan, salvo su propio lenguaje, pero cada uno de ellos representa, por su natural modo de ser, diferentes tipos de personalidades humanas, convirtiéndose toda la historia en una especie de metáfora de cómo somos los humanos, en la que se reflexiona sobre la empatía con el otro, el aprender a colaborar para poder todos salir hacia delante, superando las naturales diferencias, y adaptarse mejor en el nuevo entorno, un mundo que se inunda, que se ahoga... no queda otra. Y lección de vida.

Bueno, pues el flujo y reflujo matutino nos ha llevado a la orilla de la sabiduría ajena, así que a sumergirse y empaparse de ella:

 - "Escribo: eso es todo. Escribo conforme voy viviendo. Escribo como parte de mi economía natural. Después, las cuartillas se clasifican en libros, imponiéndoles un orden objetivo, impersonal, artístico, o sea artificial. Pero el trabajo mana de mí en un flujo no diferenciado y continuo".  (Alfonso Reyes).

 - "Podría contar los días que faltan para que acabe el verano y el otoño se filtre en las hojas, pintándolas de amarillo y rojo. Sin embargo, en este instante, la luz moteada de media tarde ofrece un espléndido color esmeralda y siento el calor en la cara. Mientras el sol me empape, todo es posible. Cuando inevitablemente haya desaparecido -las estaciones están programadas para empezar y terminar con una calmada precisión- la vida seguirá su camino predeterminado. Como una máquina. Como yo".  (Gennifer Albin).

 - "No te establezcas en una forma, adáptala y construye la tuya propia, y déjala crecer, sé cómo el agua. Vacía tu mente, sé amorfo, moldeable, como el agua [...] El agua puede fluir o puede chocar. Sé agua, amigo mío".  (Bruce Lee).

Besos y abrazos,

Don.

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