jueves, 3 de octubre de 2024

El manuel matutino, puro deseo y placer

¡Buenos días!

El manual, quería decir, y sí, deseo que vuelva el otoño tras las lluvias de ayer, la estación que más me gusta y más placeres me reporta, correteando, sin riesgo de correrme, y retozando por entre la manta de hojas secas caídas. Pero hoy las nubes vuelven a ir a menos y el sol reaparece, así que no queda otra que regodearse con su solaz hasta que el más húmedo otoño regrese. La máxima prevista para hoy por los madriles será de 24ºC. Por lo demás, aquí sigo, a dos manos, tecleando a máquina cual si acariciara sensualmente las letras, lo que mis neuronas van expeliendo, hablando en plata, eyaculando, tras su orgiástica interacción sináptica.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Emmanuelle" (2024), dirigida por Audrey Diwan, e interpretada por Noémie Merlant, Will Sharpe, Naomi Watts, Jamie Campbell Bower, Chacha Huang, y Anthony Wong. Es adaptación de la novela homónima (1959) de Emmanuelle Arsan, que ya tuvo otra con la también homónima película (1974) de Just Jaeckin (y con Sylvia Kristel). Tercera película, y segunda que veo, de esta directora francesa, tras su anterior, "El acontecimiento" ("L'événement", 2021).

Emmanuelle es una mujer en constante búsqueda del placer que trabaja para una cadena de hoteles de lujo. Es enviada a supervisar uno de ellos en Hong Kong, como controladora de calidad del servicio prestado al cliente, pues le dicen que el establecimiento ha perdido ranking y tiene que averiguar sus causas, pero cuando llega se encuentra con que funciona todo a la perfección, así que sus jefes le ordenan que encuentre cualquier excusa para poder despedir a su directora. Mientras se encuentra allí conoce a un misterioso huésped, un atractivo alto ejecutivo con el que empieza a obsesionarse y a seguirle para descubrir algo de él.

Película que no me llegó a convencer (nota: 4), ni me hizo correr para dejar de verla, ni correrme (de placer cinéfilo), este podría decirse que remake de la original de 1974 (todo un bombazo, y un escándalo, entonces) pero ahora enfocado mucho más en el deseo y la sexualidad femenina que aquella, de la que vi prohibidamente en un cine cuando no me quedaba mucho para la mayoría de edad, a finales de los 70, la primera de sus varias secuelas, "Emmanuelle 2. La antivirgen" ("Emmanuelle 2", 1975) de Francis Giacobetti (y también con Sylvia Kristel), y por eso, amén de porque la anterior de su directora sí que me gustó, me anime a ver la hoy glosada a pesar de intuir que podría no gustarme, para comparar, porque la setentera, con mis hormonas desbocadas por la pubertad y mi cerebro embotado por ellas, me dio bastante gustirrinín (cosas de la adolescencia).

Bueno, dejémonos de tanto preliminar, vamos a lo que vamos, profundicemos algo más... historia tontorrona, del tipo "Cincuenta sombras de Grey" ("Fifty shades of Grey", 2015) de Sam Taylor-Johnson, especie de folletín erótico con poco folleteo en general (algo al principio y al final, y poco más), aunque eso sí, con un final orgásmico (para el personaje protagonista) que ya quisieran para sí otras películas presuntamente mejores... eso es acabar por todo lo alto. Por otro lado, resultona formalmente, bonita fotografía como de envoltorio de papel celofán, pero intranscendente por lo bastante insustancial que es lo narrado, con alguna breve y escasa excepción que llamó mi atención. Esas maneras estéticas me recordaron un tanto a algunas películas de Hou Hsiao-Hsien... y más especialmente de Wong Kar-Wai, como esa excelsa y sublime obra maestra suya que es "Deseando amar (In the mood for love)" ("Fa yeung nin wa", 2000).

Pues el manual matutino dice que, ahora que va llegando el clímax final con los besos y abrazos, toca, cual excitante caricia intelectual, que os deje unas citas de sabiduría ajena:

 - "No decía palabras, acercaba tan solo un cuerpo interrogante, porque ignoraba que el deseo es una pregunta cuya respuesta no existe".  (Luis Cernuda).

 - "De vez en cuando camina hacia atrás por los senderos de los deseos. Monta la vida a pelo y disfruta el viento en la cara de lo imprevisto".  (Juan José Benítez).

 - "No satisfagáis jamás hasta la saciedad vuestros deseos; así os proporcionaréis placeres nuevos".  (Proverbio Chino).

Besos y abrazos,

Don.

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