miércoles, 1 de febrero de 2023

Va lleno este insalvable leviatán matutino

¡Buenos días!

Bueno, tampoco exageremos, que tampoco será este, como los otros, un descomunal matutino, atiborrado de superfluas palabras sin sentido, pues trato comedidamente de que no se me desmadre, a pesar de su intrínseca rebeldía que siempre doy por sentada y trato de controlar, y de que se deje enredar más o menos pacíficamente en mis sinapsis, en mis redes neuronales, que ayuden a darle algo de forma, de forma que se parezcan algo a mí, ya que hoy tampoco me salvaré de acabar pariéndolo. Por lo demás, seguimos sin poder librarnos del invierno, aunque cada vez sea menos helador, con días de henchida luminosidad solar que nos infunden una enorme vitalidad. Hoy nos despertamos sin gélidas tiriteras (2ºC al amanecer) y esperamos llegar, según las previsiones, hasta los 11ºC por los madriles.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "La ballena" ("The whale", 2022), de Darren Aronofsky, basado en la obra teatral homónima de Samuel D. Hunter, y con Brendan Fraser, Sadie Sink, Hong Chau, Ty Simpkins, y Samantha Morton. Es el octavo largo de este director, de quien había visto sus cinco anteriores más recientes: "madre!" ("mother!", 2017), "Noé" ("Noah", 2014), "Cisne negro" (Black swan", 2010), "El luchador" ("The wrestler", 2008), y "La fuente de la vida" ("The fountain", 2006). No he visto sus dos primeros.

Un hombre con obesidad mórbida, pésima salud debido a ello, que se niega a ir al hospital, y al que le queda poco tiempo de vida, se dedica a dar clases a través de internet sobre escritura. Siempre que puede se pasa por su casa una buena amiga, enfermera, para ayudarle en lo que necesite. Un día aparece su hija de 17 años, a la que no veía desde que tenía los 8, cuando él abandonó el hogar (esposa e hija) para irse a vivir con uno de sus alumnos, ya fallecido, a consecuencia de lo cual engordó desmedidamente. Harto de vivir, con remordimiento de conciencia, tratará de recuperar, casi obsesivamente, el cariño de su conflictiva hija, y cabreada con todo y con todos.

Muy buena película (nota: 7), con sus más y sus menos, que vi con interés, este retrato en cinco días de un alma solitaria que quiere autodestruirse, cual si él mismo fuera simultáneamente el capitán Ahab y Moby-Dick, apesadumbrado por sus errores del pasado, al que tratan de salvar y no se deja, pero que busca la redención casi al final preocupándose por su iracunda hija, tratando de sacar de ella lo mejor de su pétreo ser, para así tratar de dar sentido a lo poco que le queda de vida. Me gustó su emotivo final.

Ahora, a llenar, con mesura, nuestras entendederas con la sabiduría de otros, que a lo mejor nos salva de engordar nuestra ignorancia:

 - "Es mejor fallar en la originalidad que triunfar en la imitación".  (Herman Melville).

 - "Permítanos hablar, aunque mostremos todos nuestros defectos y debilidades: porque ser consciente de ello y no esconderlo es una señal de fortaleza".  (Herman Melville).

 - "Otros perros sólo muerden a sus enemigos, mientras que yo también muerdo a mis amigos con el fin de salvarlos".  (Diógenes de Sinope).

 - "Dar la felicidad y hacer el bien, he ahí nuestra ley, nuestra ancla de salvación, nuestro faro, nuestra razón de ser".  (Henri Frédéric Amiel).

Besos y abrazos,

Don.

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