martes, 31 de enero de 2023

A la batuta del matutino brear

¡Buenos días!

Aquí lo único que breo, que golpeteo, muy seguramente que con la musical cadencia que yo mismo me marco (sin pringoso alquitrán de por medio), según creo, son las teclas mientras brego con afán de escriba de mis desvaríos antes de que me salga de improviso el sol por el horizonte y me lleve el chasco de que este matutino no aparezca junto con el amanecer. Así que dedicaré todo mi empeño a ello por un rato para luego quedarme tranquilo a disfrutar de la obra bien hecha, sin más, para mi propia satisfacción, sin endiosarme por ello, sin importarme el qué dirán. Nueva jornada de gélido despertar (-2ºC) en la que, gracias al sol sin tapujos que hoy lucirá, la máxima alcanzará los 10ºC, según las previsiones.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Tár" (2022), de Todd Field, y con Cate Blanchett, Noémie Merlant, Nina Hoss, y Sophie Kauer. Tercer largo de este director, de quien había visto sus dos anteriores, "Juegos secretos" ("Little children", 2006), y "En la habitación" ("In the bedroom", 2001).

Lydia Tár es una eminente y prestigiosa directora de orquesta, una sofisticada mujer pionera en ese mundo, una diva pagada de sí misma, manipuladora y bastante déspota, que se encuentra en la cumbre de su carrera artística y a punto de grabar su próximo disco y publicar sus memorias, lo que la encumbrará todavía más. Sin embargo, le cuesta armonizar su ajetreada vida profesional con la familiar, a la par que ciertos trapos sucios sobre ella empiezan a ser revelados, lo que hará desmoronarse este frágil equilibrio.

Una estupenda película (nota: 8), bastante didáctica y filosófica en lo musical, sobre todo al principio, que me absorbió ya desde sus primeros compases por lo que cuenta, que nos hace reflexionar, y mucho, sobre nuestra sociedad, sobre cómo se comporta ante determinadas cuestiones, y por como lo cuenta, con sutileza, pausadamente, sin aspavientos, inoculándonos un puntito de inquietud. También me gustó mucho su música. A través de su protagonista, algo esquinada, poco empática, de ambigua moralidad, nos narra además una historia de caída desde las más altas cotas para incitarnos a que nos preguntemos, entre otras cuestiones, si el hecho de ser una persona horrible, según ciertos criterios, a veces precipitados y puede que sin fundamento, anula la magnífica hermosura de sus obras artísticas, hasta incluso azuzar a que sean quemadas en la hoguera (a 451ºF, por ejemplo).

Ahora, para terminar de calafatear este matutino, a modo de coda, o bis, ahí os dejo este par de citas de sabiduría ajena:

 - "Cuida tu reputación, no por vanidad, sino para no dañar tu obra y por amor a la verdad".  (Henri Frédéric Amiel).

 - "Solo a los demás corresponde juzgar mi obra; sin embargo, si el amor propio no me ciega, aunque he alabado la locura, no lo he hecho del todo locamente".  (Erasmo de Rotterdam).

Besos y abrazos,

Don.

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