jueves, 8 de septiembre de 2022

Amorosa paciencia matutina

¡Buenos días!

Nada espero de estos mis bien amados matutinos, ni les tengo que esperar porque ellos vienen a mí solitos, y nada les pido porque todo me lo dan, sin obligadas contraprestaciones, y por eso mismo me sale el dárselas, porque puedo, porque me place. Y no miles de años, ni siquiera mil y una noches, sino unas pocas semanas tan solo (pero muy bien acompañado) llevo esperando pacientemente a que vuelva el otoño que tanto me gusta, y con el que viviría para siempre, y la espera me es muy grata en estos últimos plácidos días de suave verano, con fresca brisa, y algunas nubes que van tomando cuerpo a medida que avanza el día. La máxima prevista por los madriles para el día de hoy será de 30ºC.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Tres mil años esperándote" ("Three thousand years of longing", 2022), de George Miller, y con Idris Elba y Tilda Swinton. De este veterano director australiano había visto cinco de sus anteriores películas, "Mad Max: Furia en la carretera" ("Mad Max: Fury road", 2015), y las cuatro primeras de su carrera, "Las brujas de Eastwick" ("The witches of Eastwick", 1987) y las tres anteriores de Mad Max, "Mad Max 3, más allá de la cúpula del trueno" ("Mad Max beyond thunderdome", 1985), "Mad Max 2, el guerrero de la carretera" ("Mad Max 2: The road warrior", 1981), y "Mad Max: Salvajes de autopista" ("Mad Max", 1979).

Una escéptica profesora de literatura, de desbordante imaginación y afilado ingenio, una mujer solitaria por convicción y que parece feliz con la vida que lleva, acude desde Londres, donde vive y trabaja, hasta Estambul para impartir allí unas conferencias sobre el arte de contar historias fantásticas, en decadencia por la vida moderna. Tras esto visita el Gran Bazar de la ciudad para comprar un recuerdo de su estancia, encaprichándose de un humilde y defectuoso frasquito de vidrio de colores. Cuando intenta abrirlo en su habitación de hotel, se le aparece el genio que contenía, ofreciéndole cumplir tres deseos que tenga en agradecimiento por haberle liberado. Ella, conocedora de que en todos los cuentos de este tipo el peticionario suele acabar mal, con la consecuente moraleja para el lector, se niega a aceptar tal ofrecimiento, alegando que es feliz y nada desea. El genio, con paciente impaciencia, para tratar de convencerla para que pida sus deseos, pues si no él no podrá ser libre definitivamente, le va contando cual Sherezade diversas historias que le ocurrieron antaño, desde que hace tres mil años alguien consiguió, en un descuido suyo, atraparle en un frasco por primera vez. Al final, ella acabará por ceder y le pedirá el primer deseo, toda una sorpresa tanto para la una como para el otro.

Una muy buena película (nota: 7) que me hizo pasar un rato sumamente agradable, de la que no esperaba tanto como al final recibí, y con la que disfruté mucho dejando volar mi imaginación para mejor entender mi realidad. En esta tecnificada era digital esta historia, un cuento dentro de otro cuento que nos cuenta más cuentos, reivindica la necesidad que tenemos de que nos cuenten buenas historias que nos enganchen, para dar cierto sentido a nuestras vidas; y se habla también de deseos y sus peligros, y de amor, paciente, sempiterno, y del miedo que tenemos a amar y ser amados.

Bueno, pues antes de que os impacientéis, aquí llega la esperada, eso espero, sección de sabiduría ajena, con estas citas que os concedo, suponiendo que algunas puedan satisfacer algunos de vuestros deseos de conocimiento y autoconocimiento:

 - "Si no tienes ganas de ser frustrado jamás en tus deseos, no desees sino aquello que depende de ti".  (Epicteto de Frigia).

 - "El destino puede seguir dos caminos para causar nuestra ruina: rehusarnos el cumplimiento de nuestros deseos y cumplirlos plenamente".  (Henri Frédéric Amiel).

 - "Mientras el corazón tiene deseos, la imaginación conserva ilusiones".  (François René de Chateaubriand).

 - "Necesitamos desesperadamente que nos cuenten historias. Tanto como el comer, porque nos ayudan a organizar la realidad e iluminan el caos de nuestras vidas".  (Paul Auster).

 - "Asistí como si fuese un espectador de mí mismo, a la lucha inútil que emprendió mi corazón por no dejarme seducir por una mujer que no pertenecía a mi mundo. Aplaudí cuando la razón perdió la batalla y la única alternativa que me quedó fue entregarme, aceptar que estaba enamorado".  (Paulo Coelho).

Besos y abrazos,

Don.

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