A
pesar de algún alocado proceder que pudiera cometer, espero sepan estos
matutinos eximirme de culpa, o quizá no tanto, tratándome al menos con cierta
benevolencia, no sin dejar de hacerme ver su punto de vista para que tome
conciencia de ello. Y el otoño sigue conduciéndose como esperamos de él, con
las consecuentes lluvias de hoy, como las de ayer, en este muy gris día con tan
solo 10ºC de máxima prevista. Parece que el otoño llegó a su plena madurez y ya
casi casi caerán las hojas de los árboles por su propio peso.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Comportarse como adultos"
("Adults in the room"), de Costa Gavras, basado en el libro homónimo
de Yanis Varoufakis, que relata sus reuniones como efímero ministro de finanzas
griego con el Eurogrupo, e interpretado por Christos Loulis, Alexandros
Bourdoumis, Ulrich Tukur, y Valeria Golino. De este veteranísimo director
francés de origen griego, que nació en Arcadia, Grecia, sólo había visto tres
de sus anteriores películas: la famosísima "Desaparecido"
("Missing", 1981), "Arcadia" ("Le couperet", 2005), y su
anterior, "El capital" ("Le capital", 2012).
Grecia,
enero de 2015. La economía del país está en bancarrota, tras años y años de
deudas y corrupción agravadas por la crisis de finales de la anterior década.
Tras las elecciones asciende al poder una nueva formación política, que reaviva
la ilusión popular, una coalición de izquierdas que se opone radicalmente a la
intervención llevada a cabo por las instituciones europeas en el país, que lo
han abocado a la miseria total, a través de unas férreas políticas de
austeridad económica sin miramientos ante las penurias de la gente de a pie. El
nuevo presidente griego, Alexis Tsipras, y su valido, el muy válido ministro de
economía, el mediático Yanis Varoufakis, inician ante la Troika (la Comisión
Europea, el BCE y el FMI) una durísima negociación para suavizar las
draconianas condiciones impuestas a Grecia, de clara intención ejemplarizante.
Cuando a los cinco meses Varoufakis pierda el apoyo de su gobierno a su línea
de negociación, dimitirá.
Buena
película (nota: 6), con sus más y sus menos, que vi sin disgusto y
con cierto interés, esta tragicomedia con su puntito socarrón que no decayó a
pesar de que a veces parecía dominar cierta aridez explicativa. Historia de
unas casi que kafkianas reuniones, y sus trastiendas, plenas de hipocresía y
orgullo de gallito de corral, en las que ambas partes siempre amenazaban con
llevarse el Scattergories si no les aceptaban pulpo como animal de compañía,
con cierto desequilibrio de fuerzas, al estilo de David y Goliat, en el que
estos buscaban la humillación, la sumisa rendición de su pequeño rival, más que
intentar llegar verdaderamente a un acuerdo, que es para lo que se supone sirve
una reunión.
Ahora,
siguiendo con el estricto plan de cada matutino, del que no me desvío un ápice,
no vaya a ser que me echen del Euro, ahí os dejo unas citas de sabiduría ajena:
- "Como todos los adolescentes intentó
definir su identidad mediante el desafío o el conformismo. Elegir un
comportamiento reproduciendo el de un grupo o un individuo admirado es una
forma de eludir las propias contradicciones". (Céline Curiol).
- "Las personas no pueden ser tratadas
como unidades en operaciones de aritmética política porque se comportan como el
cero y el infinito y dan al traste con todas las operaciones
matemáticas". (Arthur Koestler).
- "A menudo pienso que mantenemos una
relación cuasi religiosa con los políticos. Cuando votamos estamos buscando a
un líder espiritual, un salvador, por eso tendemos a elegir a quien nos dice lo
que queremos oír, por mucho que sus promesas sean poco realistas o imposibles
de cumplir". (Costa Gavras).
Besos
y abrazos,
Don.
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