lunes, 21 de octubre de 2019

Ardiente retrato matutino

¡Buenos días!

En esta fresca mañana de otoño, hoy soleada, pero volverán las lluvias mañana, me retrato de nuevo, con mi particular ardor, ante estos matutinos que tan bien me quieren, y a los que yo quiero, con independencia de los vaivenes emocionales, más o menos tormentosos, que nos puedan zarandear.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Retrato de una mujer en llamas" ("Portrait de la jeune fille en feu"), de Céline Sciamma, y con Adèle Haenel, Noémie Merlant, Luàna Bajrami, y Valeria Golino. Es el cuarto largo de esta directora y guionista francesa, de quien había visto sus dos anteriores más recientes, "Girlhood" ("Bande de filles", 2014) y "Tomboy" (2011).

Francia, 1770. Una pintora recibe el encargo de una mujer noble para realizar un retrato de su hija, que acaba de salir de un convento, para poder presentárselo a su pretendiente, y futuro marido, que todavía no la conoce. La joven se niega a posar pues no quiere casarse, así que la pintora debe hacerse pasar por su dama de compañía y observarla detenidamente durante el día para pintarla por las noches en su cuarto con lo que esbozó furtivamente. Pero la complicidad, el afecto, el amor, empiezan a surgir entre ambas a medida que van intimando.

Una buena película en general (nota: 6) este melodrama romántico de época, historia de amor, amor imposible del que queda un bello recuerdo, cocida a fuego lento, cuajada de sutiles miradas que rezuman fascinación y serena pasión amorosa, entre ambas protagonistas. Aun a pesar de su esquisitez y gran belleza formal no me acabó de llegar del todo, salvo dos sublimes momentos que me pusieron la carne de gallina, ambos muy musicales: la escena del coro de mujeres en corro ante una hoguera en la playa por la noche, ¡qué hermosura de música vocal a capela!; y la escena final, con el muy expresivo (y bello) rostro de una de las protagonistas, mientras suena de fondo el pasaje de la tormenta de verano de "Las cuatro estaciones" de Vivaldi, puro éxtasis, musical y cinéfilo, mientras casi que aflora allende la pantalla su tormentosa intimidad emocional.

Ahora toca la sabiduría ajena, con estas citas que os dejo, esbozo del pensamiento de otros y que muy seguramente nos retratan:

 - "El amor no sólo debe ser una llama, sino una luz".  (Henry David Thoreau).

 - "El que pueda decir cómo arde, sufre un fuego muy pequeño".  (Francesco Petrarca).

 - "Tan imposible es avivar la lumbre con nieve, como apagar el fuego del amor con palabras".  (William Shakespeare).

Besos y abrazos,

Don.
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