lunes, 11 de febrero de 2019

Amorosa espera matutina

¡Buenos días!

Otro matutino más por entre el que revoloteo feliz y azarosamente esperando que me acojan con paciente amor, como siempre, colmando mis ilusionados deseos casi al instante. Como los de esta dulce y soleada mañana invernal, ya anhelando la primavera, esperándola con paciente ilusión, con su madrugada lejos de la helada y 13ºC de máxima prevista para hoy por los madriles.

Este fin de semana estuve viendo (y escuchando) una ópera en un pequeño auditorio municipal no capitalino. Se trató del clásico "Madama Butterfly", con música de Giacomo Puccini y libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, e interpretada por el elenco de la Camerata Lírica de España. Como ya sucedió el año pasado cuando fui a ver "Rigoletto", podría decirse que fue una ópera de bolsillo, para teatros pequeños y humildes, pues aunque iba con decorados, trajes y demás atrezo, e incluso estaba subtitulada en una especie de dosel sobre el escenario, para así poder entender la letra de las canciones, sin embargo la música corría a cargo de tan solo un pianista, no había orquesta, aunque sí cantantes y coro.

Además de las dos anteriores, también había visto otras dos a lo grande, en el Teatro Real de Madrid, "Turandot" y "Aida", así como la adaptación de otra al cine, "La bohème", dirigida por Robert Dornhelm, al estilo de aquel mítico "Estudio 1" de TVE, en el que se recreaban fielmente insignes obras de teatro por la tele.

Mediante los tejemanejes de un liante casamentero, una hermosa quinceañera japonesa concierta su matrimonio con un oficial de la Armada estadounidense que solo la ve como un pasatiempo pasajero mientras se encuentra por allí de misión con su buque, por lo que es repudiada por su familia. Pocos días después de la boda él parte de regreso a su país con la falsa promesa de regresar. Tras tres años y ya casi en la ruina, durante los cuales el alcahuete ha estado intentando concertarle nuevos matrimonios, ella sigue esperándolo con amoroso anhelo, y ante las presiones para que olvide al otro y se case con un rico pretendiente ella amenaza con matarse. Un día aparece el marino junto a su nueva esposa, y al enterarse de que tuvo un hijo suyo quiere llevárselo de vuelta a Estados Unidos y criarlo allí, a lo que ella acepta resignadamente, tras haberse caído del guindo en lo que a su amado respecta, y se lo entrega. Ante la definitiva pérdida de su amor y de su hijo, ya muerta en vida, se suicidará.

A pesar de ser una de las obras cumbre del género operístico, esta adaptación para teatro pequeño me gustó con moderación (nota: 5). Los cantantes bien, destacando especialmente para mí la soprano protagonista y la mezzo que hacía de la criada, con unas voces bonitas, pero le faltó grandeza al conjunto por culpa de la falta de orquesta. No desmereció en general... bueno, un desmerecimiento particular, pues el que se encargaba del ritmo de paso de los subtítulos habría que haberle dado un café o similar, pues iba a su bola, durmiéndose de cuando en cuando, con bastante frecuencia... o eso, o es que vivía en otra onda.

Ahora unas citas de sabiduría ajena, que espero den sus frutos y que volváis a ella de continuo:

 - "Quien espera, desespera; y quien viene, nunca llega".  (Refrán).

 - "La esperanza es el pan del alma".  (Refrán).

 - "El bien, buscarlo; y el mal, esperarlo".  (Refrán).

 - "Cuando ya no se tienen esperanzas, es cuando no hay que desesperar de nada".  (Séneca).

Besos y abrazos,

Don.
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