En
lo más alto de mis altares tengo a estos matutinos, que me colman de todo lo
que necesito, y a los que acudo cada mañana para surtirme y salir bien
pertrechado desde mis adentros al exterior, por ingrávido que pueda ser, o
precisamente por eso. La mañana de invierno se nos presenta superior,
elevándose hasta casi la misma primavera, aún lejana en el calendario, pues ni
rastro de heladas mañaneras, sol a raudales, que nos atrae cual luciérnagas
(precavidas y que no quemarán sus alas), apenas una sutil brisa, y máxima
prevista de 16ºC... ¡el súmmum, ni en
el culmen del asintótico paraíso!
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "High life",
de Claire Denis, y con Robert Pattinson, Juliette Binoche, André Benjamin, y
Mia Goth. Es el cuarto largo que veo de los de esta directora francesa, tras
"Un sol interior" ("Un beau soleil
intérieur", 2017), "Los canallas" ("Les salauds", 2013) y "Una mujer en África" ("White material",
2009).
En
el más profundo espacio interestelar, a muchos años luz de la Tierra, una nave
transporta a un hombre y a su hija. Son los únicos supervivientes de un grupo
de tripulantes, condenados a muerte que conmutaron su pena por colaborar con la
ciencia y ser embarcados en una expedición espacial mientras hacen
experimentos. En realidad viajan hacia el más cercano agujero negro de la
galaxia. La hija del protagonista fue tenida contra la voluntad de sus padres,
mientras ambos estaban sedados, siendo inseminada ella con el esperma de él.
Una
película que apenas nada me dijo, aunque con cierto magnetismo (nota:
4), narrada en un puzle temporal de descompuestos fragmentos de
presente, pasado y futuro. Historia sin aparente sentido de la que lo único que
pude sacar en claro, del agujero negro de cierta pretenciosa vacuidad en el que
rotaba el filme, fue el vacío existencial de la vida humana, que se encamina a
ninguna parte, sin nada que le aporte sentido, salvo si acaso los delirios más
o menos esporádicos de nuestras mentes, hacia un más allá que nos absorbe
irremisiblemente y en el que nada hay, salvo nuestra regeneración molecular.
Del polvo venimos, y no solo del estelar, que también del orgásmico, y a él
volvemos (a este cuando podemos)... y vuelta a empezar.
Y
ahora, como siempre, para acabar por todo lo alto este matutino, unas citas de
sabiduría ajena:
- "Vuela alto vanagloria, y cae al suelo
hecha escoria". (Refrán).
- "El mundo es un absurdo animado que
rueda en el vacío para asombro de sus habitantes". (Gustavo Adolfo Bécquer).
- "No hay ventura ni desgracia en el
mundo, sino la comparación de un estado con otro, he ahí todo. Sólo el que ha
experimentado el colmo del infortunio puede sentir la felicidad suprema. Es
preciso haber querido morir, amigo mío, para saber cuán buena y hermosa es la
vida". (Alejandro Dumas).
Besos
y abrazos,
Don.
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