viernes, 23 de marzo de 2018

Matutino cautivo

¡Buenos días!

Otra mañana más en la que me encierro por un rato, a voluntad propia, como quien se enamora, en estos matutinos que siempre me embelesan. Tras unos pocos días de sol y frescor invernal en estos de inicio de la primavera astronómica, el carro de fuego que cadenciosamente surca el celeste firmamento vuelve a sentirse atrapado por redes de nubosidad, cada vez más grises, y que amenazan con que esta tarde se nos precipitarán en acuosas gotas. Las temperaturas, tras haber estado por debajo de los diez grados en pasados días, parecen remontar hasta la normalidad primaveral. Hoy por los madriles 15ºC de máxima prevista, y subiendo en la próxima semana de pasión pascual.

Antes de ayer por la tarde estuve viendo (y escuchando) una ópera en el Teatro Real de Madrid. Se trató de "Aida", de Giuseppe Verdi (música) y Antonio Ghislanzoni (libreto), e interpretada por Anna Pirozzi, Alfred Kim, Ekaterina Semenchuck, George Gagnidze, Soloman Howard, y varios más. Estos son los intérpretes en el día que yo asistí, pues son varios más rotando cada día de función. El mes pasado estuve por primera vez asistiendo en directo a un espectáculo de ópera, "Rigoletto", también de Verdi, en formato de bolsillo, podría decirse; y además, hace algo más de siete años, vi una adaptación cinematográfica de otra, "La bohème", de Puccini.

Aida es una princesa etíope, lo que nadie sabe, que fue capturada y llevada a Egipto como esclava de la hija del faraón. Uno de los generales de su ejército espera ser el elegido para liderar una campaña contra los etíopes, quienes han comenzado a invadir Egipto, honor que al final consigue, y así poder ofrecer esa victoria a su amada Aida, de quien está enamorado... mutuo sentimiento. La hija del faraón, también enamorada del general, esta vez sin correspondencia, se consume de celos pues intuye que su amado está por otra, sin saber que esta es su esclava... hasta que todo el pastel se va descubriendo. El drama está servido.

Sobresaliente representación (nota: 9), espectáculo total, grandioso, monumental, esta adaptación de la que dicen es la ópera por antonomasia. Lo tiene todo, música, canto, desde solista hasta coral, danza, tragedia de clásicas reminiscencias y toque exótico, y una puesta en escena deslumbrante y apabullante, con masas perfectamente coreografiadas e integradas de actores figurantes, cantantes de coro y danzantes, dando respaldo a los solistas principales, y un escenario virtual construido a través de luces y proyecciones pero con sensación (y realidad) de tridimensionalidad espacial y efectos especiales, con la que muchas veces tuve la impresión de cierta irrealidad, de estar en otra dimensión, prácticamente abducido por el esplendor escénico. Los cantantes, coros incluidos, excelentes, como no podía esperarse menos dado el entorno, que me pusieron la carne de gallina en varios momentos.

En definitiva, que tras mi primera incursión de hace un mes en este nuevo mundo para mí de la ópera, especie de escueto y magro aperitivo, en esta segunda tentativa, a lo grande, a lo colosal, me sentí enormemente entusiasmado y os recomiendo que alguna vez vayáis a ver una ópera en un marco como este. A poco que os guste la música y el teatro no os decepcionará. Por cierto, a pesar de mi arrebatada laudatoria si no le he puesto un 10 de nota ha sido, supongo, por lo mismo que me pasa con el cine, pues prefiero mucho más películas más bien intimistas y reflexivas que superproducciones atiborradas de efectos especiales, que lo tienen muy, pero que muy difícil para lleguen a entusiasmarme.

Ahora unas citas de sabiduría ajena que tal vez liberen nuestras mentes de ciertas ataduras:

 - "Al cavilar sobre las limitaciones del espíritu humano siéntese algo así como abatimientos de rey destronado, nostalgias y desfallecimientos de águila alicortada y prisionera".  (Santiago Ramón y Cajal).

 - "No hay un solo rey que no descienda de un esclavo, ni un esclavo que no haya tenido reyes en su familia".  (Platón).

 - "Para acercarse a la libertad, a la felicidad, no basta con variar los sistemas; hay que cambiar los corazones de los gobernantes y de los gobernados, de los poderosos y de los súbditos, de los que mandan y de los que han de obedecer".  (Giovanni Papini).

 - "Los hombres no son prisioneros del destino, sino prisioneros de su propia mente".  (Franklin D. Roosevelt).

Besos y abrazos,

Don.
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