Otra
mañana más en la que me encierro por un rato, a voluntad propia, como quien se
enamora, en estos matutinos que siempre me embelesan. Tras unos pocos días de
sol y frescor invernal en estos de inicio de la primavera astronómica, el carro
de fuego que cadenciosamente surca el celeste firmamento vuelve a sentirse
atrapado por redes de nubosidad, cada vez más grises, y que amenazan con que
esta tarde se nos precipitarán en acuosas gotas. Las temperaturas, tras haber
estado por debajo de los diez grados en pasados días, parecen remontar hasta la
normalidad primaveral. Hoy por los madriles 15ºC de máxima prevista, y subiendo
en la próxima semana de pasión pascual.
Antes
de ayer por la tarde estuve viendo (y escuchando) una ópera en el Teatro
Real de Madrid. Se trató de "Aida", de Giuseppe Verdi
(música) y Antonio Ghislanzoni (libreto), e interpretada por Anna Pirozzi,
Alfred Kim, Ekaterina Semenchuck, George Gagnidze, Soloman Howard, y varios
más. Estos son los intérpretes en el día que yo asistí, pues son varios más
rotando cada día de función. El mes pasado estuve por primera vez asistiendo en
directo a un espectáculo de ópera, "Rigoletto", también de Verdi, en formato de bolsillo,
podría decirse; y además, hace algo más de siete años, vi una adaptación cinematográfica
de otra, "La bohème", de Puccini.
Aida
es una princesa etíope, lo que nadie sabe, que fue capturada y llevada a Egipto
como esclava de la hija del faraón. Uno de los generales de su ejército espera
ser el elegido para liderar una campaña contra los etíopes, quienes han
comenzado a invadir Egipto, honor que al final consigue, y así poder ofrecer
esa victoria a su amada Aida, de quien está enamorado... mutuo sentimiento. La
hija del faraón, también enamorada del general, esta vez sin correspondencia,
se consume de celos pues intuye que su amado está por otra, sin saber que esta
es su esclava... hasta que todo el pastel se va descubriendo. El drama está
servido.
Sobresaliente
representación (nota: 9), espectáculo total, grandioso, monumental, esta
adaptación de la que dicen es la ópera por antonomasia. Lo tiene todo, música,
canto, desde solista hasta coral, danza, tragedia de clásicas reminiscencias y
toque exótico, y una puesta en escena deslumbrante y apabullante, con masas
perfectamente coreografiadas e integradas de actores figurantes, cantantes de
coro y danzantes, dando respaldo a los solistas principales, y un escenario
virtual construido a través de luces y proyecciones pero con sensación (y
realidad) de tridimensionalidad espacial y efectos especiales, con la que
muchas veces tuve la impresión de cierta irrealidad, de estar en otra
dimensión, prácticamente abducido por el esplendor escénico. Los cantantes,
coros incluidos, excelentes, como no podía esperarse menos dado el entorno, que
me pusieron la carne de gallina en varios momentos.
En
definitiva, que tras mi primera incursión de hace un mes en este nuevo mundo
para mí de la ópera, especie de escueto y magro aperitivo, en esta segunda
tentativa, a lo grande, a lo colosal, me sentí enormemente entusiasmado y os
recomiendo que alguna vez vayáis a ver una ópera en un marco como este. A poco
que os guste la música y el teatro no os decepcionará. Por cierto, a pesar de
mi arrebatada laudatoria si no le he puesto un 10 de nota ha sido, supongo, por
lo mismo que me pasa con el cine, pues prefiero mucho más películas más bien
intimistas y reflexivas que superproducciones atiborradas de efectos
especiales, que lo tienen muy, pero que muy difícil para lleguen a entusiasmarme.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena que tal vez liberen nuestras mentes de ciertas
ataduras:
- "Al cavilar sobre las limitaciones del
espíritu humano siéntese algo así como abatimientos de rey destronado,
nostalgias y desfallecimientos de águila alicortada y prisionera". (Santiago Ramón y Cajal).
- "No hay un solo rey que no descienda de
un esclavo, ni un esclavo que no haya tenido reyes en su familia". (Platón).
- "Para acercarse a la libertad, a la
felicidad, no basta con variar los sistemas; hay que cambiar los corazones de
los gobernantes y de los gobernados, de los poderosos y de los súbditos, de los
que mandan y de los que han de obedecer".
(Giovanni Papini).
- "Los hombres no son prisioneros del
destino, sino prisioneros de su propia mente". (Franklin D. Roosevelt).
Besos
y abrazos,
Don.
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