lunes, 31 de diciembre de 2018

Matutino que no acierta a perder la cabeza

¡Buenos días!

Pues sí, que es extremadamente difícil el enloquecer en estos días de absoluta serenidad invernal, soleados, gélidos en las madrugadas, con amagos de nieblas y neblinas, tibios al mediodía, y otra vez con 14ºC de máxima prevista para hoy. De cualquier modo, siempre se agradecerá si el tiempo, el meteorológico, acierta a cambiar algo, más que nada por romper la monotonía, tampoco mucho, que las brusquedades no llevan a nada bueno.

Este fin de semana volví al Teatro Real de Madrid a ver (y escuchar) otra ópera. Se trató de "Turandot", de Giacomo Puccini y Franco Alfano (música) y Giuseppe Adami y Renato Simoni (libreto), basado en la fábula homónima de Carlo Gozzi, a su vez inspirada en una leyenda persa del siglo XII; e interpretada por Irene Theorin, Jae-Hyoeung Kim, Yolanda Auyanet, Andrea Mastroni, Raúl Giménez, Joan Martín-Royo, Vicenç Esteve, Juan Antonio Sanabria, y varios otros más. Estos son los intérpretes en el día que yo asistí, pues son varios más rotando cada día de función.

Es la tercera vez en mi vida que asisto a un espectáculo de ópera, pues el pasado mes de marzo estuve también en el Teatro Real viendo "Aida" de Verdi, y el mes anterior "Rigoletto", también de Verdi, en un teatro pequeño de pueblo. Además, hace algo más de ocho años, vi una adaptación cinematográfica de otra, "La bohème", de Puccini.

Turandot es una gélida y cruel princesa china que propone tres acertijos a sus continuos pretendientes so pena de que si fallan alguno serán decapitados, y si los aciertan se casarán con ella. Hasta ahora nadie acertó. Un anónimo príncipe llega a Pekín, donde se reencuentra por casualidad con su anciano padre y una esclava que le asiste, secretamente enamorada del príncipe, años después desde que tuvieron que huir de su reino. Al ver el joven a Turandot durante la ejecución del último desgraciado aspirante, queda prendidamente enamorado y decide, en contra del consejo de todos, presentarse como el siguiente candidato. Ante el horror de Turandot, consigue superar los tres enigmas, pero se apiada de ella y le propone que si averigua su nombre antes del siguiente amanecer, él se quitará la vida. Turandot, rabiosa, amenaza con matar a todo el mundo si alguien no le desvela el nombre, a lo que la esclava declara que ella es la única que sabe cómo se llama el príncipe desconocido, quitándose la vida para evitar desvelarlo. Este hecho ablandará el durísimo corazón de Turandot, y se abrirá al amor.

Estupenda ópera (nota: 8), inconclusa por la muerte de su autor (Puccini), que la escribió hasta la parte de la muerte de la esclava, y que fue acabada por Alfano poco después, en la que lo que más me gustó fueron las partes corales, las de los personajes de Pin y Pon... quería decir, las de Ping, Pang y Pong, y los cantos de la soprano que interpretaba a la esclava, casi más que los de la protagonista, por extremadamente difíciles que fueran. Por supuesto, también el aria "Nessun dorma", una de las más famosas de todas las de la ópera, especialmente si es cantada por Pavarotti. Como siempre, las muy melodramáticas y esquemáticas historias que dan pie a las óperas, auténticos dramones folletinescos, me parecieron lo de menos al lado de la música y las maravillosas voces, y su engarce, que creo es lo esencial en este género.

Pues en la sección de sabiduría ajena, ahí os dejo unas citas que he acertado a encontrar con la idea que nos ayuden a que no se pierda nuestra cabeza:

 - "No hay sabiduría sin prudencia; no hay filosofía sin cordura. Existe en el fondo de nuestra alma una luz divina que nos conduce con indudable acierto si no nos obstinamos en apagarla".  (Jaime Balmes).

 - "Atención a no errar una, más que acertar ciento".  (Baltasar Gracián).

 - "Nadie acierta antes de errar
y aunque la fama se juega,
el que por gusto navega
no debe temerle al mar".  (José Hernández).

 - "Enamorarse no es lo difícil, pero sí acertar a expresar ese estado".  (Alfred de Musset).

 - "El amor es la más fuerte de las pasiones, porque ataca al mismo tiempo a la cabeza, al cuerpo y al corazón".  (Voltaire).

 - "Admiro la cabeza que sabe llevar con altivez la desgracia, como un rey la corona".  (Carlo Bini).

Besos y abrazos,

Don.
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