Pues
sí, porque trato de encauzarles en sus primeros pasos, antes de que vuelen a su
aire, por los mejores derroteros, cuidando de ellos, tanto como hacen conmigo
mismo cuando recalo por aquí. Y esta mañana de invierno nos nace casi
proyectada ya hasta la afectuosa primavera, aún por venir en el calendario,
lejos de cualquier desapacible helada, con suave brisa, sol y alguna nube, y máxima
prevista por los madriles de 15ºC.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo "Cafarnaúm"
("Capharnaüm"), de Nadine Labaki, y con Zain Al Rafeea, Yordanos
Shiferaw y Boluwatife Treasure Bankole. Tercer largo de esta directora libanesa
(también actriz y guionista), de quien había visto sus dos anteriores: "¿Y ahora adónde vamos?" ("Et maintenant, on va
où?" / "Ou halla la weyn?", 2011) y "Caramel" ("Sukkar Banat", 2007).
Un
chaval de 12 años que está en la cárcel demanda a sus padres ante un tribunal
por haberlo traído al mundo, sin preocuparse por su bienestar, al entorno de
miseria absoluta en el que viven, en un arrabal de chabolas de Beirut, donde habitan
los parias entre los parias. Mientras relata los hechos ante el juez los vamos
viendo transcurrir en imágenes.
Una
muy buena película (nota: 7) este drama hiperrealista, a la par que fábula,
muy bien narrado, con actores no profesionales (la gran mayoría), especialmente
los dos chavales de deslumbrante expresividad facial, el protagonista y el poco
más que bebé. Dura denuncia, cargada de emoción, inquietante y cruda por
momentos, pero de gran sensibilidad. A partir del casi que insólito arranque
del juicio contra los padres, que puede extenderse a toda la sociedad, se trata
de mostrar esa realidad oculta a la mayoría, pero que existe por doquier,
incluso en el primer mundo. Marginales invisibles que sobreviven, malviven en
cualquier arrabal, víctimas de un sistema injusto que más que el estado del
bienestar deja que se instale el estado del malestar. Nos habla de infancia
abandonada, explotada y maltratada, de matrimonios concertados con casi que ni
adolescentes, de inmigración ilegal, de padres que no cumplen con sus
obligaciones, de miseria de la que es imposible salir... todo visto a través de
la pura mirada de un niño con la idea de abrir nuestras mentes a la reflexión.
Por
cierto, el título tiene que ver con una ciudad que aparece en la Biblia y,
según la directora y guionista, con una palabra francesa que significa leonera,
desorden, caos, casi que lugar infernal, maldito por un Dios nada benevolente.
Bueno,
ahí os dejo unas citas de sabiduría ajena que espero hagan nacer en nosotros
promesas de un mundo mejor:
- "El que nace para octavo, nunca llega a
cuarto". (Refrán).
- "Lloramos al nacer por tener que entrar
en este gran escenario de locos". (William
Shakespeare).
- "La sociedad paga bien caro el abandono
en que deja a sus hijos, como todos los padres que no educan a los
suyos". (Concepción Arenal).
Besos
y abrazos,
Don.
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