lunes, 18 de febrero de 2019

Otro venturoso matutino que viene al bendito mundo

¡Buenos días!

Pues sí, porque trato de encauzarles en sus primeros pasos, antes de que vuelen a su aire, por los mejores derroteros, cuidando de ellos, tanto como hacen conmigo mismo cuando recalo por aquí. Y esta mañana de invierno nos nace casi proyectada ya hasta la afectuosa primavera, aún por venir en el calendario, lejos de cualquier desapacible helada, con suave brisa, sol y alguna nube, y máxima prevista por los madriles de 15ºC.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Cafarnaúm" ("Capharnaüm"), de Nadine Labaki, y con Zain Al Rafeea, Yordanos Shiferaw y Boluwatife Treasure Bankole. Tercer largo de esta directora libanesa (también actriz y guionista), de quien había visto sus dos anteriores: "¿Y ahora adónde vamos?" ("Et maintenant, on va où?" / "Ou halla la weyn?", 2011) y "Caramel" ("Sukkar Banat", 2007).

Un chaval de 12 años que está en la cárcel demanda a sus padres ante un tribunal por haberlo traído al mundo, sin preocuparse por su bienestar, al entorno de miseria absoluta en el que viven, en un arrabal de chabolas de Beirut, donde habitan los parias entre los parias. Mientras relata los hechos ante el juez los vamos viendo transcurrir en imágenes.

Una muy buena película (nota: 7) este drama hiperrealista, a la par que fábula, muy bien narrado, con actores no profesionales (la gran mayoría), especialmente los dos chavales de deslumbrante expresividad facial, el protagonista y el poco más que bebé. Dura denuncia, cargada de emoción, inquietante y cruda por momentos, pero de gran sensibilidad. A partir del casi que insólito arranque del juicio contra los padres, que puede extenderse a toda la sociedad, se trata de mostrar esa realidad oculta a la mayoría, pero que existe por doquier, incluso en el primer mundo. Marginales invisibles que sobreviven, malviven en cualquier arrabal, víctimas de un sistema injusto que más que el estado del bienestar deja que se instale el estado del malestar. Nos habla de infancia abandonada, explotada y maltratada, de matrimonios concertados con casi que ni adolescentes, de inmigración ilegal, de padres que no cumplen con sus obligaciones, de miseria de la que es imposible salir... todo visto a través de la pura mirada de un niño con la idea de abrir nuestras mentes a la reflexión.

Por cierto, el título tiene que ver con una ciudad que aparece en la Biblia y, según la directora y guionista, con una palabra francesa que significa leonera, desorden, caos, casi que lugar infernal, maldito por un Dios nada benevolente.

Bueno, ahí os dejo unas citas de sabiduría ajena que espero hagan nacer en nosotros promesas de un mundo mejor:

 - "El que nace para octavo, nunca llega a cuarto".  (Refrán).

 - "Lloramos al nacer por tener que entrar en este gran escenario de locos".  (William Shakespeare).

 - "La sociedad paga bien caro el abandono en que deja a sus hijos, como todos los padres que no educan a los suyos".  (Concepción Arenal).

Besos y abrazos,

Don.
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