No
sé yo, que a poco que me dé el sol tiendo a ponerme morocho. Y sol sí que hace
hoy, en este suave día de invierno con 13ºC de máxima prevista por los madriles,
así que como ni nieva ni nada, pasaré mejor desapercibido si salgo a dar un
garbeo al aire libre y a la luz del día.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "White boy Rick",
de Yann Demange, y con Richie Merritt y Matthew McConaughey. Es el segundo largo
de este director francés criado y afincado en Londres, tras la sobresaliente
"'71" (2014).
Detroit
años 80. La ciudad está en absoluto declive y el crack, la droga, está en pleno
apogeo entre los más miserables parias de esa sociedad. En un deprimido barrio
suburbial vive una de las pocas familias blancas que todavía quedan entre una
mayoría negra. Familias de clase baja, pobres y desestructuradas, sin futuro,
que malviven y se ganan la vida como buenamente pueden. Rick es un adolescente
de 14 años que vive con su hermana mayor (drogadicta) y su padre, al que ayuda
en el negocio de trapicheo con armas más o menos ilegales. Tienen entre sus clientes
a algunos de los narcotraficantes del barrio. Debido a las amistades del
chaval, que lo apodan como el título de la película, el FBI lo convence para
que actúe como infiltrado en las bandas de narcotraficantes y así poder
desarticularlas, para lo que le proveen de droga para vender y que así no
parezca sospechoso. Acabada la misión, la policía se marcha sin dar ni las
gracias. Como la pobreza cada vez les acucia más, convence a su padre, con
muchas reticencias por su parte, para pasarse al negocio de la droga, que rinde
mejores beneficios, según pudo comprobar mientras colaboraba con la policía,
conociendo los entresijos de ese mundillo.
Una
buena película (nota: 6) este thriller basado en un increíble hecho
real, el de un adolescente confidente de la policía (esto acabó por empujarle a
la delincuencia) que posteriormente fue traicionado y desechado, siendo
condenado a cadena perpetua, a pesar de las promesas de levedad en la pena por
haber colaborado varias veces con la policía, debido a injusticias varias,
corrupciones políticas, sistémicas de todo un país que se vanagloria de... ¿de
qué?... que cuanto más cacarea más mierda tiene que barrer... y no solo en los
bajos fondos, sino más bien en las altas esferas.
Maneras
formales propias de este director, similares a las de su anterior film, según
mi parecer, y que parecen ir configurando su personal estilo; sobre las que
esta vez nos narra la historia de una relación paterno-filial y del intento de
que no se quiebre del todo el frágil pegamento de una familia ya bastante rota;
del turbio sueño americano sin la más leve expectativa para la inmensa mayoría;
de estropear una joven vida, más de lo que por sí hubiera sido dado el nefasto
caldo de cultivo en el que fue criada; de una miseria provocada por el propio
sistema que la cobija; de la casi inutilidad de los intentos de salir de
corrupto círculo vicioso de pobreza y falta de oportunidades, toda una
injusticia, social y se mire por donde se mire.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena que tal vez ayude a no ver todo blanco o negro:
- "Negro es el carbonero, pero blanco su
dinero". (Refrán).
- "En una bandada de blancas palomas, un
cuervo negro añade más belleza incluso que el candor de un cisne". (Giovanni Boccaccio).
Besos
y abrazos,
Don.
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