domingo, 13 de enero de 2019

Me huelo que no hay límites matutinos

¡Buenos días!

Y no es troleo. Así que no hagáis mucho caso si alguien os lo dice, que muy probablemente sea una trola, así que habrá que comprobarlo por nosotros mismos, con cuidado, eso sí. Y en esta madrugada al borde de la helada, asomándome por la ventana me da en la nariz que hoy hará otro placidísimo día de invierno, sin una sola nube por el cielo, así que el sol lucirá a raudales, haciendo subir el termómetro por los madriles hasta los 10ºC previstos.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Border" ("Gräns"), de Ali Abbasi, basado en un homónimo relato breve de John Ajvide Lindqvist, y con Eva Melander y Eero Milonoff. Es el segundo largo, y primero que veo, de este director de origen iraní afincado en Suecia.

Una agente de aduanas de extraño aspecto, muy eficiente en el desempeño de su labor debido a su finísimo olfato para detectar sospechosos, pues literalmente huele su culpabilidad, un día se encuentra con un hombre aparentemente sospechoso, muy similar a ella, le detienen, pero nada le descubren, aunque se huele que oculta algo a pesar de no lograr saberlo. Además, se siente extrañamente atraída por él... mutuo sentimiento.

Una muy buena película (nota: 7), insólita, fuera de norma, como sus dos personajes principales, que es un thriller fantástico, sobrenatural tal vez, pero con mucho realismo social, también una fábula, un drama o comedia romántica, según se mire, que pone del revés los cánones de belleza, y los sexuales. Como su título apunta, cuestiona las fronteras, siempre borrosas, cuando no mera convención inexistente en la realidad, de lo que es humano, o feo, o monstruoso; porque todos somos tan iguales o tan distintos, lo que viene a ser lo mismo, a los demás, y todos buscamos la compañía de alguien. Habla de muchas más cosas, como el derecho a no ser convencional, abogando por no sentirse diferente a los demás y ser conscientes de nuestra propia condición. En cierto modo deja traslucir las cuestiones de las adopciones (forzadas o no), la racial, la de los emigrantes, la de cualquier minoría. Y la del monstruo, o ángel, que todos llevamos dentro, sea cual sea nuestra apariencia.

Hipnótica y extraña fascinación me produjo desde el mismo principio esta historia, salvo un desfallecimiento en su tramo medio, en que empezó a no interesarme tanto, pero acabó por hacerlo al final, y mucho. En cierto modo, y porque ambas están basadas en sendos relatos del mismo autor, me recordó bastante a otra película sueca, básicamente por eso de gente rarita buscando compañía, "Déjame entrar" ("Lat den rätte komma in", 2008) de Tomas Alfredson, una delicia que me encantó.

Barrunto que ha llegado el momento de la sabiduría ajena, así que ahí os dejo unas pocas citas de entre las que he husmeado allende las fronteras de estos matutinos:

 - "Los espíritus generosos, al buscar un camino diferente y usar su inteligencia con valor y honestidad, encontrarán una oposición feroz por parte de los mediocres. Pero la imaginación es más importante que la cultura, porque el hombre que solo es culto, termina rodeado de límites, mientras que la imaginación puede dar la vuelta al mundo".  (Albert Einstein).

 - "La única manera de descubrir los límites de lo posible es aventurarse más allá de ellos".  (Arthur C. Clarke).

 - "El mundo que me gusta es un mundo sin límites ni fronteras, donde no hubiera una sociedad de naciones, sino una sociedad de hermanos unidos".  (José Luis Sampedro).

 - "Sí, la vida es eso. Por muy atrás o muy adelante que se mire. Una pertinaz llama en la barbacoa de los huesos, esa necesidad de andar un poco más de lo posible, de resistir hasta el fin, de cruzar una raya, un límite, de durar todavía, más allá de toda desesperanza y resignación".  (Augusto Roa Bastos).

Besos y abrazos,

Don.
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