miércoles, 31 de enero de 2018

Afectuoso matutino

¡Buenos días!

Otro cariñoso día de invierno tenemos hoy, lejos de toda ruda aspereza meteorológica, con sol inmaculado de nubes y temperaturas suavísimas al mediodía (14ºC), sin madrugadoras heladas. Con estos elementos climáticos es fácil sentirse querido y confiado en que un mundo mejor sea posible, si todos ponemos de nuestra parte, sin escaqueos.

Antes de ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Sin amor" ("Nelyubov"), de Andrey Zvyagintsev, y con Maryana Spivak, Aleksey Rozin, Matvey Novikov, Marina Vasilyeva, y Andris Keishs. Es el quinto largo de este director ruso, de quien había visto tres de sus cuatro anteriores films: "Leviatán" ("Leviafan", 2014), "Elena" (2011), y "El regreso" ("Vozvrashchenie", 2003).

Un matrimonio, con un hijo de doce años, está en pleno proceso de divorcio, y ya conviviendo con sus respectivas nuevas parejas, tratando de vender su piso conyugal para deshacer los gananciales, con continuas trifulcas en las que se echan en cara de todo cada vez que se ven. Se odian. En una de estas, en la que el niño, que todavía no sabe lo que piensan hacer con él y que se siente no deseado ni querido por ninguno de los dos, con toda la razón, está oyendo sin que se enteren los padres, mientras se dicen que no pueden hacerse cargo del chaval tratando de endilgarle al otro la custodia, lo ven como un estorbo que perturbaría su nueva felicidad con sus flamantes nuevas parejas. Lo usan como arma arrojadiza en su agria disputa. Llora de desesperación el muchacho en su escondite, se va furtivamente y ya no vuelve a casa. Pasan los días y, a regañadientes, sus padres se verán obligados a aunar esfuerzos para tratar de encontrarle.

Una excelente película (nota: 8), fría, seca y desabrida, como el mismo clima ruso, como suele ser en los films de este cineasta, con momentos realmente sobresalientes, de puro cine, de gran cine, excelsas formas cuajadas de fondo, del que hace pensar y remueve, pero a la que le sobró algo de metraje, en su segunda mitad, demasiado prolija y algo premiosa en el desarrollo de la búsqueda, según mi parecer, con momentos de suspense, y en cuya primera parte se centra en la descripción de los personajes y sus miserias. Padres egoístas, lisiados emocionales, embebidos en sus móviles, buscando una vana felicidad individual sin molestos estorbos, metáfora de la deshumanización social del capitalismo.

Me pareció que el thriller sobre la búsqueda del chico desaparecido fue todo un mcguffin (cosas de Hitchcock), y que el desamor del título se refiere más que al desamor de la pareja, que va más allá, hasta el desamor de los padres hacia los hijos no deseados y de como este se transmite de generación en generación. Además, toda la historia puede verse como metáfora social, donde los padres son la madre Rusia y los hijos que no reciben ni amor ni cuidados paternos son la población de a pie, desatendidos por sus autoridades, sus servicios sociales, etc. Este descorazonador drama familiar es todo un desolador retrato social, en concreto de Rusia, pero también en general, allende sus fronteras.

Ahora, antes de despedirme, y con todo mi afecto, ahí os dejo unas citas de sabiduría ajena:

 - "La sociedad paga bien caro el abandono en que deja a sus hijos, como todos los padres que no educan a los suyos".  (Concepción Arenal).

 - "Una nación que cría hijos que huyen de ella por no transigir con la injusticia es más grande por los que se van que por los que se quedan".  (Ángel Ganivet).

 - "Todos los males del mundo provienen de que el hombre cree que puede tratar a sus semejantes sin amor".  (León Tolstoi).

 - "El secreto de la felicidad no está en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace".  (León Tolstoi).

 - "Puede uno amar sin ser feliz; puede uno ser feliz sin amar; pero amar y ser feliz es algo prodigioso".  (Honoré de Balzac).

Besos y abrazos,

Don.
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