lunes, 5 de febrero de 2018

Texturas matutinas

¡Buenos días!

Espero que lo más suave posible sean, tramando con delicadeza sus filamentos, cual Ariadna que me ayuda a no perderme, a no enredarme en procelosos laberintos, tanto físicos como mentales, en los que tal vez pudiera quedarme intoxicado. Pues en lo que respecta al clima, la esponjosa sensación, táctil e invisible, que nos deja la nieve que cae intermitentemente desde ayer, pero que no cuaja, invita a que nos arropemos con ella, con más o menos glamur, que hace frío, con 5ºC de máxima prevista para hoy, aplicándonos ese popular aforismo que dice "ande yo caliente y ríase la gente".

Este fin de semana estuve en el cine viendo "El hilo invisible" ("Phantom thread"), de Paul Thomas Anderson, y con Daniel Day-Lewis, Vicky Krieps, y Lesley Manville (excelentes actuaciones las suyas). De este director había visto cinco de sus siete anteriores largos: la magistral "Magnolia" (1999), "Embriagado de amor" ("Punch-drunk love", 2002), "Pozos de ambición" ("There will be blood", 2007), "The master" (2012), y "Puro vicio" ("Inherent vice", 2014).

Primeros años 50 en Londres. Un prestigioso diseñador de alta costura, perfeccionista, maniático y quisquilloso, apuesto y maduro solterón empedernido, acaba de romper su relación amorosa con su modelo de cabecera, amante y musa. Conoce a una humilde camarera con la que se fascina. Tras su primera cita la invita a su casa, y sede del negocio familiar que regenta junto a su estricta hermana, y allí se queda, pasando a ocupar ese trono vacante, y a raer con su peculiar manera de ser el perfectamente enhebrado mundo del egocéntrico creador, cosas del amor, esa intoxicación mental que todo lo enhebra y deshilacha.

Una estupenda película (nota: 8), podría decirse que melodrama romántico, de maneras clásicas, con excelente e impecable corte formal. Pero es más, está retorcida como las fibras de un hilo, sobre la tortuosa relación de esta pareja, quizá triángulo si contamos a la hermana de él, fría aunque subyazca la pasión, y el amor, y con algunas puntadas de su cotidianidad que incluso me hicieron reír, nos habla sobre dejarse dominar, real o aparentemente, y quien domina a quien, lo que no está nada, pero nada claro, tan turbio como una espesa niebla londinense o el más tupido y desabrido de los tejidos.

Con todos estos mimbres, que no acababan de quedar bien entrelazados para mí, lo que no me hacía conectar del todo a pesar de momentos excelentísimos que tiraban de mis hilos de atención, hacia el final, con el giro sorprendente que toman los acontecimientos, me atrapó, me enredó, y me hizo ver de otro modo lo que acababa de ver, como los mismos protagonistas hacen, especialmente él.

Pues siguiendo con el hilo de este matutino, ahí os dejo prendidas en sus entretelas, cual brillantes cuentas, unas citas de sabiduría ajena:

 - "Preferible será siempre ser personal en las ideas a serlo exclusivamente en el estilo, porque las ideas quedan y el estilo envejece, como la moda".  (Santiago Ramón y Cajal).

 - "Siempre quiebra el hilo por lo más fino".  (Refrán).

 - "Poquito a poco hilaba la vieja el copo".  (Refrán).

 - "Que una sonrisa pueda añadir un hilo a la trama sutil de la vida".  (Laurence Sterne).

Besos y abrazos,

Don.
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