¡Buenos
días!
Pues
sí, que mientras toman el pulso de lo que les rodea, incluso debaten consigo
mismos, pero siempre tratando de controlar su ritmo cardiaco para no acelerarse
ni acalorarse en demasía, aunque a veces se me desboquen un poquito, nada grave
sin embargo. Así que para calmarme me dejo acariciar por estos tibios y
soleados días de invierno (máxima prevista para hoy de 16ºC) que siguen latiendo
con parsimoniosa cadencia, invitándome al relajo más desaforado, tanto que se
me vienen encima unas irrefrenables ganas de vivir la vida, con lo que mi
corazón olvida lo anterior y quiere coquetear con la taquicardia.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "120 pulsaciones por minuto"
("120 battements par minute"), de Robin Campillo, y con Nahuel Pérez
Biscayart, Arnaud Valois, Adèle Haenel, Antoine Reinartz y Ariel Borenstein. Es
el tercer largo de este director francés y primero suyo que veo. También es
guionista, además de para sí mismo, para otros, como Laurent Cantet.
Primeros
años 90 en París. Un grupo de jóvenes activistas airados ante lo que consideran
inacción del gobierno, las empresas farmacéuticas y otros estamentos sociales
por tratar de frenar el SIDA, que está diezmando a la comunidad gay y poco a
poco se va extendiendo por el resto de la sociedad que prefiere esconder la
cabeza a saber para tratar de ponerle coto, forman una asociación y organizan
actividades para concienciar a la población a la par que realizan actos
testimoniales y protestas más radicales ante los poderosos.
Una
muy buena película (nota: 7) a la que para mi gusto le sobró algo de
metraje, que casi dos horas y media se me antojan demasiadas. Comienza como el
brioso y sincopado relato de los asamblearios debates de los jóvenes, algo
caóticos y con sus lógicas contradicciones, y de las consecuentes acciones a
realizar que se acordaban, plenas de indignación, de su contestataria lucha
para hacerse visibles, ellos, los enfermos, y su enfermedad, ante la
indiferencia general, para terminar centrándose en la intimista historia de
amor gay entre dos de ellos. En conjunto es toda una exaltación a la vida, a
disfrutar positivamente de ella, sin resignarse a su suerte, por mucho que
penda de un hilo, que la muerte les ronda... como a todos nosotros antes o
después.
Ahora
un par de citas de sabiduría ajena, a ver si consiguen hacer más que bullir
nuestras entendederas:
- "Vivir es más vivir, afán de aumentar
los propios latidos. Cuando no es así, la vida está enferma y, en su medida, no
es vida". (José Ortega y Gasset).
- "Hay cosas que sentimos en la piel,
otras que vemos con los ojos, otras que nomás nos laten en el
corazón". (Carlos Fuentes).
Besos
y abrazos,
Don.
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