martes, 23 de enero de 2018

Matutino que se toma el pulso mientras se lo echa

¡Buenos días!

Pues sí, que mientras toman el pulso de lo que les rodea, incluso debaten consigo mismos, pero siempre tratando de controlar su ritmo cardiaco para no acelerarse ni acalorarse en demasía, aunque a veces se me desboquen un poquito, nada grave sin embargo. Así que para calmarme me dejo acariciar por estos tibios y soleados días de invierno (máxima prevista para hoy de 16ºC) que siguen latiendo con parsimoniosa cadencia, invitándome al relajo más desaforado, tanto que se me vienen encima unas irrefrenables ganas de vivir la vida, con lo que mi corazón olvida lo anterior y quiere coquetear con la taquicardia.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "120 pulsaciones por minuto" ("120 battements par minute"), de Robin Campillo, y con Nahuel Pérez Biscayart, Arnaud Valois, Adèle Haenel, Antoine Reinartz y Ariel Borenstein. Es el tercer largo de este director francés y primero suyo que veo. También es guionista, además de para sí mismo, para otros, como Laurent Cantet.

Primeros años 90 en París. Un grupo de jóvenes activistas airados ante lo que consideran inacción del gobierno, las empresas farmacéuticas y otros estamentos sociales por tratar de frenar el SIDA, que está diezmando a la comunidad gay y poco a poco se va extendiendo por el resto de la sociedad que prefiere esconder la cabeza a saber para tratar de ponerle coto, forman una asociación y organizan actividades para concienciar a la población a la par que realizan actos testimoniales y protestas más radicales ante los poderosos.

Una muy buena película (nota: 7) a la que para mi gusto le sobró algo de metraje, que casi dos horas y media se me antojan demasiadas. Comienza como el brioso y sincopado relato de los asamblearios debates de los jóvenes, algo caóticos y con sus lógicas contradicciones, y de las consecuentes acciones a realizar que se acordaban, plenas de indignación, de su contestataria lucha para hacerse visibles, ellos, los enfermos, y su enfermedad, ante la indiferencia general, para terminar centrándose en la intimista historia de amor gay entre dos de ellos. En conjunto es toda una exaltación a la vida, a disfrutar positivamente de ella, sin resignarse a su suerte, por mucho que penda de un hilo, que la muerte les ronda... como a todos nosotros antes o después.

Ahora un par de citas de sabiduría ajena, a ver si consiguen hacer más que bullir nuestras entendederas:

 - "Vivir es más vivir, afán de aumentar los propios latidos. Cuando no es así, la vida está enferma y, en su medida, no es vida".  (José Ortega y Gasset).

 - "Hay cosas que sentimos en la piel, otras que vemos con los ojos, otras que nomás nos laten en el corazón".  (Carlos Fuentes).

Besos y abrazos,

Don.
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