¡Buenos
días!
Y
mucho menos ser matado, como antaño se tenía por costumbre en rancias
civilizaciones, así que seguiré siendo el vocero, cual si fuera un nada
hermético Hermes, el dios griego de los mensajeros, de lo que me parezca bien y
plazca anunciar, a mi libre albedrío, que para eso estamos en un lugar donde se
supone la libertad de expresión. Y el sol inmaculado que hoy volverá a lucir
parece que será el heraldo de otro día de placidísimo invierno, que hace
barruntar la llegada de la aún lejana primavera, al menos si de la de
calendario hablamos, lejos de la helada mañanera y con 15ºC de máxima prevista
por los madriles para hoy.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo "Los archivos del Pentágono"
("The Post"), dirigida por Steven Spielberg, y con Meryl Streep
(sublime actuación la suya) y Tom Hanks. De este director he visto la gran
mayoría de sus films, casi todos. En concreto, de los de este siglo: "Mi amigo el gigante" ("The BFG. The Big Friendly
Giant", 2016), "Lincoln" (2012), "Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio"
("The adventures of Tintin: Secret of the Unicorn", 2011), "Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal"
("Indiana Jones and the kingdom of the crystal skull", 2008), "Munich" (2005), "La terminal" ("The terminal", 2004), "Atrápame si puedes" ("Catch me if you can",
2002), "Minority report" (2002), y "A.I. Inteligencia Artificial" ("A.I. Artificial
Intelligence", 2001).
En
1971 periodistas del New York Times tienen acceso a unos documentos secretos en
los que se demostraba que durante décadas diversos gobiernos de los EE.UU.
estuvieron engañando a su población sobre lo que estaba sucediendo en la guerra
de Vietnam. Tras la publicación en junio de ese año de las primeras entregas
periodísticas, fueron demandados judicialmente por la administración Nixon y se
les prohibió seguir publicando más. Recogió el testigo el Washington Post,
jugándose con ello su propietaria la continuidad de su empresa familiar, que
estaba pasando por apuros económicos.
Una
estupenda película (nota: 8), muy entretenida, en la que no decae la tensión
y el interés por lo narrado, este thriller periodístico, también especie de
dramatización, de muy altos vuelos, muy documental, y suponemos que muy bien
documentada, de lo ocurrido. Con sutiles pinceladas de reivindicación feminista
(y en contra de su ninguneo) se nos relata esta guerra por defender la libertad
de expresión, plena de integridad periodística (que no integrismo, este más
bien gubernamental, pleno de velos que ocultan sus miserias). Esta historia
acaba justo cuando empieza la relatada en "Todos los hombres del
Presidente" ("All the President's men", 1976) de Alan J. Pakula,
sobre el caso Watergate. Y además puede verse como metáfora nada sutil de lo
sucedido actualmente en la era del universal periodismo tuitero en la que el
actual mandatario gringo parece un maestro de la falsificación de la realidad
(down Trump-up)... y también en este país nuestro y sus fracciones (y también
facciones), o en cualquier otro lugar.
Bueno
pues ahí saco a la luz unas citas de sabiduría ajena que espero nos revelen
verdades ocultas a nosotros y nos pongan en estado de rebeldía si tal fuera
menester:
- "Farautes y mensajeros no deben ser
prisioneros". (Refrán).
- "El destino, el azar, los dioses, no
suelen mandar grandes emisarios en caballo blanco, ni en el correo del Zar. El
destino, en todas sus versiones, utiliza siempre heraldos humildes". (Francisco Umbral).
- "El temor es un educador de gran
sagacidad y el heraldo de todas las revoluciones". (Ralph W. Emerson).
Besos
y abrazos,
Don.
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