¡Buenos
días!
Eso
parece, pues lo hace tan íntimamente que no me llega, pues no llega a salir de
sus labios la más leve confesión, así que no me quedará otra que suponer cual
debería ser el veredicto, pero creo que con tan etéreos fundamentos tal
presunto juicio se me acaba de volatilizar, lo que agradezco pues más hubiera
sido prejuicio. Y se supone que en estos días debería haber más frescor, y
nubes, y quizás lluvias, pero el caso es que la realidad es la que es, con
independencia de lo que deba ser o queramos que sea, y hoy tenemos sol a secas
y 20ºC de máxima prevista por los madriles. A falta de revitalizantes lluvias
otoñales esto es lo que hay.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo una película que os recomiendo
encarecidamente, que me encantó. Se trató de "El tercer asesinato"
("Sando-me no satsujin"), de Hirokazu Kore-Eda, y con Masaharu
Fukuyama, Koji Yakusho, y Suzu Hirose. De este director japonés, que me
entusiasma y maravilla, todo un maestro del cine del que reverencio sus cintas,
había visto las ocho más recientes de sus anteriores, todas cuando menos
excelentes, a saber: "Después de la tormenta" ("Umi yori mo mada
fukaku", 2016), "Nuestra hermana pequeña" ("Umimachi diary",
2015), "De tal padre, tal hijo" ("Soshite chichi ni
naru", 2013), "Kiseki (Milagro)" ("Kiseki", 2011), "Air doll" ("Kûki ningyô", 2009), la excelsa
y sublime obra maestra que es para mí "Still walking" ("Aruitemo, aruitemo", 2008),
"Hana" ("Hana yori mo naho", 2006), y "Nadie sabe" ("Daremo shiranai", 2004).
Un
hombre asesina a otro, el dueño de la empresa en que trabajaba, y luego
incinera su cadáver. Confiesa su crimen y es detenido y acusado por robo con
homicidio. El abogado defensor del caso lo tiene extremadamente difícil, pues
el autoinclupado fue además condenado 30 años atrás por un doble asesinato en
un juicio cuyo juez era el padre del letrado, así que seguramente será
condenado ahora a pena de muerte. Pero a medida que escucha los contradictorios
testimonios del procesado, que va cambiando de versión conforme avanza el
juicio, y mientras va investigando el caso y escuchando las mentiras y no verdades
del resto de implicados, empieza a tener serias dudas sobre la culpabilidad de
su cliente.
Sobresaliente
película (nota: 9), más que eso, incluso. Profunda e inteligente
en grado sumo, plena de la exquisita sutileza propia de este para mí magistral
director. Thriller que no lo es pues está volteado, es decir, en lugar de ir
aclarándose los misterios hasta llegar a la verdad, se parte de una certeza,
aparente, y conforme avanza van aumentando las dudas al respecto, que quedan
sin aclarar al final, pues las expectativas de cada personaje, sus prejuicios y
juicios morales sobre lo que debió ser, valen más que lo que en realidad fue,
que jamás se sabrá, ya que la presunta verdad es poliédrica.
Y
muchas más facetas tiene este film, en parte alegato contra la pena de muerte
(el estado como asesino legal), que también va de ética profesional y personal,
de que en los juzgados parece prevalecer más el arreglar los intereses entre
las partes implicadas que el hacer justicia y averiguar la verdad,
inaprensible, pues las más de las veces la creencia, auténticos actos de fe, de
lo que fue la verdad manda más que lo que en realidad fue. ¿Qué es de verdad la
verdad? ¿Somos cual Dios que tiene potestad para juzgar al hombre?... nos
pasamos la vida dando por sentado pero sumidos en la más absoluta de las
incertidumbres.
Así
como en la magistral y muy influyente "Rashomon" (1950) de Akira Kurosawa una serie de
testigos dan diferentes versiones sobre un crimen, diferentes verdades, que
conjuntadas nos permiten comprender que sucedió, en la hoy glosada son las
diferentes versiones del acusado, junto con las mentiras del resto, las que nos
sumen en la más dubitativa de las incertidumbres de lo que fue. Por tanto, ¡no
os las perdáis!, ninguna de estas dos.
Ahora,
en la sección de sabiduría ajena, amén de la que se aprende tras el visionado
del film hoy glosado, un par de citas, ambas de su director y guionista:
- "Es, sobre todo, una cinta de
tribunales donde se confrontan términos como ley y justicia y se habla de temas
como la pena de muerte. También de esa pulsión que nos lleva a ignorar aquellas
verdades que nos resultan incómodas a fin de seguir avanzando como individuos y
como sociedad. Aunque sea a costa de mirar para otro lado". (Hirokazu Kore-Eda).
- "La realidad es confusa, la verdad
nunca es una sola. Entiendo que eso pueda generar frustración. A menudo estamos
obsesionados con descubrir la verdad, con llegar al fondo de las cosas, sin
asumir que, muchas veces, se trata de algo ilusorio". (Hirokazu Kore-Eda).
Es
más, añadiría yo, nos aseguramos de hacer encajar la verdad con nuestras
expectativas y deseos, como hacía también, pero en este caso con la memoria, el
protagonista de la también magistral "Memento" (2000) de Christopher Nolan.
Besos
y abrazos,
Don.
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