martes, 10 de octubre de 2017

La vida de un humilde matutino

¡Buenos días!

Se gestan en las oscuras cavernas de mis entendederas el día anterior a su alumbramiento a la vida virtual entre bits y más bits a causa de los films que suelo ver. Después deambulan con mejor o peor suerte en sus avatares, pero siempre queridos por mí, todos y cada uno de ellos, sin excepción, que son carne de mi carne... quería decir, ideal ideario de mis ideas. Por lo demás, estos días de otoño de calendario siguen desmadrados, fuera de lugar, que más de verano parecen, con ese seco sol a raudales que eleva las máximas hasta casi la treintena, y no se ve en lontananza, según las previsiones, que vaya a cambiar la cosa a semana vista.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "El jardín de Jeannette" ("Une vie"), de Stéphane Brizé, basada en la novela homónima, en francés, de Guy de Maupassant, también titulada "L'humble vérité", y con Judith Chemla, Jean-Pierre Darroussin, Yolande Moreau, Swann Arlaud, y Nina Meurisse. De este director francés había visto tres de sus anteriores películas, "La ley del mercado" ("La loi du marché", 2015), y las deliciosas y recomendabilísimas "No estoy hecho para ser amado" ("Je ne suis pas là pour être aimé", 2005), y "Mademoiselle Chambon" (2009), esta última toda una joyita cinéfila para mí.

A primeros del siglo XIX en Normandía una joven de noble familia, inocente y soñadora, recién acabados sus estudios en un convento, regresa a la casa de sus padres y al poco se casa con otro joven noble de la zona. Enseguida este no tarda en mostrarse como un tipo cicatero e infiel con ella en reiteradas ocasiones, con lo que se va desencantando. Enviuda trágicamente al poco de nacer su bebé y los sinsabores de la vida siguen cebándose con ella, esta vez a causa de los disgustos que le proporciona su amado hijo, a medida que va creciendo, y todo un tarambana al hacerse adulto.

Una película cuya historia no me llegó del todo (nota: 5), a pesar de su diferente y muy estilosa puesta en escena, para lo que suele ser en los films de época, muy canónicos en general, y de estupendas maneras formales, a ratos casi luminosamente poética en contraste con las amarguras vitales que invaden a la protagonista. En bastantes momentos no me sentí cómodo viendo este melodrama con reminiscencias folletinescas, que narra, a base de elipsis temporales que van y vienen, fragmentos de la vida de esta desdichada mujer doliente y madre adicta a su hijo, aunque este nada bueno le reporte. Además, el título en español, que nada esencial dice de lo que va la historia, salvo el nombre de la protagonista y que tiene un huerto en su casona (???), es para pedirle cuentas al lumbreras de su creador, que se complicó la vida innecesariamente, o justo lo contrario, pura desidia. A saber.

Pues para saber algo más, quizá de humildad, nada como un poquito de sabiduría ajena, hoy con dos citas del autor en que se inspira la película hoy glosada:

 - "Nuestro gran tormento en la vida proviene de que estamos solos y todos nuestros actos y esfuerzos tienden a huir de esa soledad".  (Guy de Maupassant).

 - "El amor es siempre amor, venga de donde venga. Un corazón que late con su acercamiento, un ojo que llora cuando se va, son cosas tan raras, tan dulces, tan preciosas que nunca deben ser despreciadas".  (Guy de Maupassant).

Besos y abrazos,

Don.
_____

No hay comentarios: