¡Buenos
días!
Bien
podrían ser los matutinos esto mismo, alborotadas teselas del mosaico de mí
mismo. Algún día no sé si alguien se entretendrá en ordenarlas, conseguir
trazar una buena infografía vital, y pueda sacar algo en claro. Yo, desde
luego, no podría, me falta perspectiva, la que tendría si pudiera salir lo
suficientemente lejos de mi propio centro geodésico, y orbitar alrededor de él.
Otros tendrán que ser los que rescaten mi memoria cuando me olvide de mi mismo.
Parece
que dejaron de caer minúsculos y acuosos retales de nubes, pero pronto estas se
desharán, en cuantito que salga el sol, y junto con el ventarrón que todavía
hay, se evaporarán los perecederos mapas de charcos creados, y volverán a
recomponerse de otro modo de cara a venideras lluvias, en continua evolución en
su perpetua sucesión espacio-temporal.
Este
fin de semana estuve en el teatro viendo la obra "El
cartógrafo", escrita y dirigida por Juan Mayorga, y con Blanca
Portillo y José Luis García Pérez. De este autor, y más recientemente, director
teatral, había visto una magistral película francesa inspirada en su obra
"El chico de la última fila" (2006), "En la casa" ("Dans la maison", 2012) de
François Ozon; y también la versión que hizo de la inconclusa obra de teatro de
Georg Brüchner "Woyzeck" (1837).
En
la actualidad, la esposa de un diplomático de la embajada española en Varsovia,
cuyo matrimonio está en crisis, escucha la leyenda de un mapa que un viejo
cartógrafo judío y su nieta, todavía niña, trazaron del gueto de Varsovia en el
que fueron recluidos durante la ocupación nazi. La tomará por cierta y
procederá a una obsesiva búsqueda del viejo mapa. De camino, terminará por
trazar el de su propia vida pasada y apagados recuerdos.
Estupenda
obra (nota: 8), drama de prolijo conocimiento cartográfico que
rememora el horror que allí y entonces se vivió, de puesta en escena
radicalmente minimalista, que requiere de esfuerzo por parte del espectador
para su comprensión, por el enmarañado de diversas situaciones dispersas por el
espacio y el tiempo, brillantísimamente tramadas por el autor, dejando flecos
al aire que el espectador debe terminar de anudar, y que cobran lúcido sentido
al final. Las interpretaciones de ambos actores, que representan diversos
personajes cada uno, excelentes, muy especialmente para mí ese portento de
actriz total que es Blanca Portillo, por todo, por voz, por expresividad
facial, y por encima de todo, y sin ningún aspaviento, por una expresividad
corporal superlativa, que casi la transformaba físicamente en los personajes
que interpretaba.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena, que representan la esencia del pensamiento de
otros:
- "El mundo, para nosotros, es
representación, como decía Schopenhauer; no es una realidad absoluta, sino un
reflejo de ideas esenciales". (Pío
Baroja).
- "Los recuerdos tienen más poesía que
las esperanzas, como las ruinas son mucho más poéticas que los planos de un
edificio en proyecto". (Jacinto
Benavente).
- "La belleza artística no consiste en
representar una cosa bella, sino en la bella representación de una
cosa". (Immanuel Kant).
Besos
y abrazos,
Don.
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