sábado, 18 de febrero de 2017

Matutino que cura trivialidades

¡Buenos días!

Otra mañana más en la que por aquí me paso para tratar de sanar mis pequeños males, trascendentes o intrascendentes, según se mire, y aunque muchas veces esté convencido de que esto no es más que un placebo, parece funcionarme, lo que no garantiza en absoluto que lo haga en los demás, así que no lo recomiendo, allá cada cual. La mañana se nos ha aparecido con nubes y claros, ratitos de sol que nos masajean y alivian, y tal vez esta tarde llueva algo, revitalizante linimento que hará lo propio.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Lo que de verdad importa" ("The healer"), de Paco Arango, y con Oliver Jackson-Cohen, Camilla Luddington, Jonathan Pryce, y Kaitlyn Bernard. Es el segundo largo, y primero que veo, de este director mexicano, cuyos beneficios irán destinados en su totalidad a una fundación que cuida de niños con cáncer, o algo así.

Un joven inglés, todo un tarambana, ligón y manirroto, que regenta un pequeño negocio de reparación de electrodomésticos en Londres que está al borde de la ruina, "The healer" ("El curandero"), recibe la inesperada visita de un tío del que no sabía de su existencia, y que le propone saldar todas sus deudas a cambio de que se vaya a un pequeño pueblo de Canadá, lugar de origen de su familia, y permanezca allí al menos durante un año. Al poco de llegar, empezarán a suceder a su alrededor extraños fenómenos, como que la gente que está cerca de él se cura inexplicablemente de sus enfermedades con su mera presencia.

Tontorrona comedia romántica (nota: 2) de loables propósitos benéficos, y apenas nada más. Guión ramplón y sonrojante (sentí vergüenza ajena), sentimentaloide hasta la más instantánea de las ranciedades, de risas de lo más tontas (había gente en la sala que se reía no sé de qué). Especie de cuento fantástico con chirriante destilado de moralejas, creo que ni apto para niños, que suelen ser inteligentes, y no sé si para adultos de pocas luces que se dejen engañar por trileros emocionales. Y si no le pongo menos nota es porque hasta en los más densos pajares casi siempre se encuentra algún grano (o aguja) perdido, amén de por su rédito de beneficencia... una buena obra, no precisamente en lo que al cine respecta.

Ahora unas citas de sabiduría ajena, no sé si pastillas de azúcar, que pudieran curarnos de eventuales males, o producirnos una fofa diabetes:

 - "Para cualquier dolencia, es buena la paciencia".  (Refrán).

 - "El cura y el que cura no tienen la hora segura".  (Refrán).

 - "La intención es la que sana, que no el palo de la barca".  (Refrán).

 - "Entre la necedad y la ingenuidad hay diferencias. En la necedad, la idea es débil, el sentimiento fofo y la expresión vulgar, mientras que en la ingenuidad la idea es precisa, el sentimiento vigoroso y la expresión nueva".  (Ernesto Hello).

Besos y abrazos,

Don.
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