¡Buenos
días!
Otra
mañana más en la que por aquí me paso para tratar de sanar mis pequeños males,
trascendentes o intrascendentes, según se mire, y aunque muchas veces esté
convencido de que esto no es más que un placebo, parece funcionarme, lo que no
garantiza en absoluto que lo haga en los demás, así que no lo recomiendo, allá
cada cual. La mañana se nos ha aparecido con nubes y claros, ratitos de sol que
nos masajean y alivian, y tal vez esta tarde llueva algo, revitalizante
linimento que hará lo propio.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo "Lo que de verdad importa"
("The healer"), de Paco Arango, y con Oliver Jackson-Cohen, Camilla
Luddington, Jonathan Pryce, y Kaitlyn Bernard. Es el segundo largo, y primero
que veo, de este director mexicano, cuyos beneficios irán destinados en su
totalidad a una fundación que cuida de niños con cáncer, o algo así.
Un
joven inglés, todo un tarambana, ligón y manirroto, que regenta un pequeño
negocio de reparación de electrodomésticos en Londres que está al borde de la
ruina, "The healer" ("El curandero"), recibe la inesperada
visita de un tío del que no sabía de su existencia, y que le propone saldar
todas sus deudas a cambio de que se vaya a un pequeño pueblo de Canadá, lugar
de origen de su familia, y permanezca allí al menos durante un año. Al poco de
llegar, empezarán a suceder a su alrededor extraños fenómenos, como que la
gente que está cerca de él se cura inexplicablemente de sus enfermedades con su
mera presencia.
Tontorrona
comedia romántica (nota: 2) de loables propósitos benéficos, y apenas nada
más. Guión ramplón y sonrojante (sentí vergüenza ajena), sentimentaloide hasta
la más instantánea de las ranciedades, de risas de lo más tontas (había gente
en la sala que se reía no sé de qué). Especie de cuento fantástico con
chirriante destilado de moralejas, creo que ni apto para niños, que suelen ser
inteligentes, y no sé si para adultos de pocas luces que se dejen engañar por
trileros emocionales. Y si no le pongo menos nota es porque hasta en los más
densos pajares casi siempre se encuentra algún grano (o aguja) perdido, amén de
por su rédito de beneficencia... una buena obra, no precisamente en lo que al
cine respecta.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena, no sé si pastillas de azúcar, que pudieran
curarnos de eventuales males, o producirnos una fofa diabetes:
- "Para cualquier dolencia, es buena la
paciencia". (Refrán).
- "El cura y el que cura no tienen la hora
segura". (Refrán).
- "La intención es la que sana, que no el
palo de la barca". (Refrán).
- "Entre la necedad y la ingenuidad hay
diferencias. En la necedad, la idea es débil, el sentimiento fofo y la
expresión vulgar, mientras que en la ingenuidad la idea es precisa, el
sentimiento vigoroso y la expresión nueva". (Ernesto Hello).
Besos
y abrazos,
Don.
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