¡Buenos
días!
Sí,
porque no doy lugar a enclaustrarme en ellos y que el aire se me haga
irrespirable. Además porque tengo la sensación de que no van a terminarse en el
muy largo plazo temporal que alcanzo a vislumbrar; si acaso, en el de hoy, con
los besos y abrazos del final, y hasta los buenos días del siguiente. Como
también hace aparentemente el sol en su elíptico devenir ente los dos extremos
del horizonte, muriendo y renaciendo con cada rotación. El que tampoco tiene
visos de terminar es este invierno, al menos hasta llegar al próximo
equinoccio, todavía muy, muy lejano. De momento, hoy casi con tibieza térmica, nieblas,
eventuales lloviznas y apenas sol visible, aunque parece que antes de cerrar el
día se abrirá el cielo.
Este
fin de semana estuve en el teatro viendo la obra "La
clausura del amor" ("Clôture de l'amour"), escrita y
dirigida por Pascal Rambert, y con Bárbara Lennie e Israel Elejalde.
Una
pareja irrumpe atropelladamente en el desnudo escenario. Él, con incontenible
logorrea, le espeta a ella en una larguísima diatriba, con lacerantes palabras
plenas de rabia, de dolor... y de amor pasado, que su relación se ha roto y que
la deja. Cuando ha terminado y va a irse, ella, que escuchó enmudecida, le
detiene, y le rebate punto por punto todas sus razones, sus presuntas verdades.
Una
obra que no me gustó y apenas nada me dijo (nota: 3), a pesar
de las estupendas actuaciones de los dos actores, mucho mejor ella para mí.
Sobrada de intensidad y de preñez metafórica, molesto ruido que distorsionaba
sobremanera las no demasiado convincentes razones de ninguno de los dos
personajes, que casi nada me interesaron, aunque algo más las de ella,
especialmente en los diez minutos finales. En definitiva, que su contenido no me
gustó, aunque sí su estructura en dos monólogos sucesivos casi tan parecidos
como una figura y su reflejo de espejo. Enlodado combate dialéctico a pecho
descubierto (literalmente cierto en la coda final) de pareja en crisis, de amor
en descomposición, con hirientes palabras con intención de hacer daño, que a
nada llevan, ni nada resuelven, en una catarsis que casi ni alivia el dolor de
los litigantes.
Bueno,
pues al final veo la puerta de salida de este matutino, pero antes hay que
atravesar por estas citas de sabiduría ajena, y a lo mejor algo se nos pega:
- "No está en mi naturaleza ocultar nada.
No puedo cerrar mis labios cuando he abierto mi corazón". (Charles Dickens).
- "En la guerra como en el amor, para
acabar es necesario verse de cerca".
(Napoleón).
- "Con frecuencia el amor, comercio
borrascoso, acaba en bancarrota".
(Chamfort).
- "Lo mismo es nuestra vida que una
comedia; no se atiende a si es larga, sino a si la han representado bien.
Concluye donde quieras, con tal de que pongas buen final". (Séneca).
Besos
y abrazos,
Don.
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