sábado, 7 de enero de 2017

Matutino ni de aquí ni de allí

¡Buenos días!

Otra mañana más en la que aquí me encuentro, a medio camino entre la realidad y estos utópicos matutinos, no en el sentido de quiméricos, aunque también, sino en su sentido etimológico, es decir, que no tienen lugar, aunque lo sean de todos y cada uno a la vez, como deberíamos ser todos los humanos residentes en este planeta azul, sin necesidad de referencias (geográficas o culturales) para llegar a ser lo que ellos deseen ser, incluso ellos mismos, ni hacer demasiado caso de cortapisa alguna que pudiera limitarlos. Por lo demás, este sol invernal que sigue luciendo para todos a los que nos apetezca dejarnos acariciar por su hoy tibia calidez (9ºC de máxima prevista para hoy), tampoco parece estar en ningún lugar concreto en su continuo devenir por la bóveda celeste.

Antes de ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Bar bahar. Entre dos mundos" ("Bar bahar"), de Maysaloun Hamoud, y con Mouna Hawa, Sana Jammalieh, y Shaden Kanboura. Es el primer largo de esta directora y también guionista palestino-israelí, que no vi, como suelo hacer, durante la semana de su estreno, hace un mes y medio, sino ahora, casi a punto de desaparecer de la cartelera y por poco perdérmela al haberse quedado mi decisión de verla entre Pinto y Valdemoro.

Tres jóvenes mujeres palestinas de distinto pelaje y condición comparten piso en Tel Aviv, lejos de sus pueblos de origen. Son ciudadanas israelíes que allí trabajan o estudian, siempre lidiando, por dentro y por fuera, con los condicionantes de la tradición y el lugar en que ésta les deja. Su libertad para elegir lo que desean, sea en el trabajo o en el amor, o de expresar sus verdaderos anhelos, está casi siempre coartada por lo que los demás esperan de ellas.

Una buena película (nota: 6) que, como sus protagonistas, no se muerde la lengua para mostrarnos una mirada distinta sobre estas mujeres palestinas y su mundo, con sus conflictos, tanto consigo mismas como con las tradiciones de su pueblo, que quisieran cambiar para tratar de ganar cierto espacio de libertad personal en sus propias vidas, clamando por su libertad, no sometidas al agobiante machismo o al integrismo religioso que les rodea. Un underground canto feminista al vive como quieras y deja a los demás hacer lo propio.

Ahora algo de sabiduría ajena, que no está en medio de este matutino, sino más bien al final, como suele, pero que tal vez pueda ser buen remedio para lo que consideréis sanar:

 - "Mucha gente no puede ni emanciparse, es decir, no puede ni darse cuenta de la esclavitud en que le mantienen las ideas en medio de las cuales se ha educado".  (Samuel Butler).

 - "Que no hay, para olvidar amor, remedio
como otro nuevo amor, o tierra en medio".  (Lope de Vega)

Besos y abrazos,

Don.
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