¡Buenos
días!
Otra
mañana más en la que aquí me encuentro, a medio camino entre la realidad y
estos utópicos matutinos, no en el sentido de quiméricos, aunque también, sino
en su sentido etimológico, es decir, que no tienen lugar, aunque lo sean de
todos y cada uno a la vez, como deberíamos ser todos los humanos residentes en
este planeta azul, sin necesidad de referencias (geográficas o culturales) para
llegar a ser lo que ellos deseen ser, incluso ellos mismos, ni hacer demasiado
caso de cortapisa alguna que pudiera limitarlos. Por lo demás, este sol
invernal que sigue luciendo para todos a los que nos apetezca dejarnos acariciar
por su hoy tibia calidez (9ºC de máxima prevista para hoy), tampoco parece
estar en ningún lugar concreto en su continuo devenir por la bóveda celeste.
Antes
de ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Bar bahar. Entre dos mundos"
("Bar bahar"), de Maysaloun Hamoud, y con Mouna Hawa, Sana Jammalieh,
y Shaden Kanboura. Es el primer largo de esta directora y también guionista
palestino-israelí, que no vi, como suelo hacer, durante la semana de su
estreno, hace un mes y medio, sino ahora, casi a punto de desaparecer de la
cartelera y por poco perdérmela al haberse quedado mi decisión de verla entre
Pinto y Valdemoro.
Tres
jóvenes mujeres palestinas de distinto pelaje y condición comparten piso en Tel
Aviv, lejos de sus pueblos de origen. Son ciudadanas israelíes que allí
trabajan o estudian, siempre lidiando, por dentro y por fuera, con los
condicionantes de la tradición y el lugar en que ésta les deja. Su libertad
para elegir lo que desean, sea en el trabajo o en el amor, o de expresar sus
verdaderos anhelos, está casi siempre coartada por lo que los demás esperan de
ellas.
Una
buena película (nota: 6) que, como sus protagonistas, no se muerde la
lengua para mostrarnos una mirada distinta sobre estas mujeres palestinas y su
mundo, con sus conflictos, tanto consigo mismas como con las tradiciones de su
pueblo, que quisieran cambiar para tratar de ganar cierto espacio de libertad
personal en sus propias vidas, clamando por su libertad, no sometidas al
agobiante machismo o al integrismo religioso que les rodea. Un underground
canto feminista al vive como quieras y deja a los demás hacer lo propio.
Ahora
algo de sabiduría ajena, que no está en medio de este matutino, sino más bien
al final, como suele, pero que tal vez pueda ser buen remedio para lo que
consideréis sanar:
- "Mucha gente no puede ni emanciparse,
es decir, no puede ni darse cuenta de la esclavitud en que le mantienen las
ideas en medio de las cuales se ha educado". (Samuel Butler).
- "Que no hay, para olvidar amor, remedio
como
otro nuevo amor, o tierra en medio".
(Lope de Vega)
Besos
y abrazos,
Don.
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